
21 Ene Extensión y cota de una inundación relámpago. El caso de Paiporta y aplicaciones preventivas
Extensión y cota de una inundación relámpago
El caso de Paiporta y aplicaciones preventivas
Una herramienta interactiva y de fácil manejo permite identificar y visualizar, de forma detallada y en 3D, dónde y cuánto (altura del agua) afectó la inundación en el territorio municipal de Paiporta. Esta localidad de la provincia de Valencia se halla en la zona cero de la catástrofe producida por las inundaciones provocadas por una DANA ocurrida en otoño de 2024. Es el primer resultado del proyecto ‘EN PEU’, una iniciativa desinteresada y solidaria de la Fundación Matrix, Investigación y Desarrollo Sostenible. Cuenta con la participación de voluntariado y está prevista su presentación y la colaboración del Ajuntament de Paiporta.
Las inundaciones son el riesgo natural que produce las mayores catástrofes, asociadas a pérdidas de vidas humanas y daños materiales en edificios e infraestructuras básicas en España. El proyecto ‘EN PEU’ desarrolla un estudio piloto para ayudar a que Valencia se ponga en pie (Cuadro 1).
Su fin es asistir a la toma de decisiones informada por la evidencia, contribuir a una recuperación territorial y social eficaz, y promover un planeamiento territorial sostenible. Pretende dar respuesta a siete preguntas clave (Cuadro 2). Combina investigación de campo y gabinete para generar un conocimiento novedoso, relevante y útil para comprender mejor a escala local las dimensiones de la inundación y los daños ocasionados.
Lo primero es atender todas las necesidades de las víctimas. Para ayudar a prevenir el impacto de este tipo de catástrofes, lo más prioritario es buscar soluciones basadas en la evidencia. Disponer de herramientas novedosas, además de conocer y aplicar bien las normas, es clave para mejorar la prevención de daños por inundaciones y promover una reconstrucción estratégica.
La ordenación del territorio a escala supramunicipal, y el planeamiento urbanístico a nivel local, son disciplinas que pueden establecer directrices o medidas, respectivamente, fundamentadas y fundamentales, para prevenir o atenuar las consecuencias dañinas de las inundaciones
Lo que pasó en Paiporta es representativo de lo ocurrido en otros municipios de la comarca de la Huerta Sur de Valencia. Paiporta es un pequeño municipio de la tercera área metropolitana en número de habitantes de España, una de las aglomeraciones más importantes de Europa.
La superficie del término municipal de Paiporta es predominantemente llana. Sus apenas 4 km2, donde residen alrededor de 27.000 habitantes, se han impermeabilizado en gran parte. En concreto, el 63% de la superficie total entre área urbana residencial y de servicios (54%) y los tres polígonos industriales con los que cuenta el municipio (9%). El resto del territorio corresponde a espacios agrícolas de huerta (34%) y al cauce del barranco de Chiva, también conocido como barranco de Poio (3%). Este barranco es una incisión de alrededor de 40 m de anchura promedio y 4,2 km de longitud con una dirección sur-sureste, con un desnivel de casi 7 m a lo largo de su recorrido meandriforme por el término municipal.
Una ‘barrancada’ excepcional y sorprendente
Asociados al barranco de Poio, existen registros históricos de 100 riadas en los últimos 250 años. Sin embargo, los vecinos y vecinas de Paiporta eran vulnerables. Carecían de preparación para una inundación relámpago. Puede afirmarse que no sabían qué es este fenómeno ni eran conscientes de su peligro.
Era de noche, cerca de las 19:00 h. No llovía en la localidad y nadie intuía que iba a ocurrir una ‘barrancada’ –vocablo valenciano para designar a una riada o avenida de agua de un barranco– excepcional. Muchas personas incluso se sentían seguras, residiendo en las plantas bajas de edificios situados en zonas más alejadas del barranco. Ni siquiera les dio tiempo a percibir su desbordamiento gradual inicial.
El agua comenzó ocupando la superficie adyacente al barranco y poco después llegaba a las calles próximas. En la calle Luis Vives, primera vía paralela en la margen derecha del barranco, una vecina empezó a notar que el agua se colaba por debajo de la puerta de su vivienda. Inconsciente del peligro, incluso colocó unas servilletas de tela para controlar su entrada.
Un vecino de la margen izquierda del barranco, que vive en una vivienda aislada situada en el espacio de huerta próximo al Cementerio Viejo, se sorprendía porque el agua “subía cuesta arriba” desde el barranco, al contrario de lo que acostumbra a observar cuando llueve, esto es, en una situación en que la escorrentía pluvial circula en sentido contrario, hacia el barranco. Es otro ejemplo de la percepción del desbordamiento gradual inicial.

Tren circulando sobre el puente al inicio del desbordamiento del barranco momentos antes ser dañado por el impacto de la corriente de agua
El agua casi alcanzaba el tablero del puente ferroviario de la línea de Metrovalencia. Dos trenes con viajeros, primero uno procedente de Picanya con dirección Valencia, y luego otro en sentido contrario, circularon normalmente. Ocho minutos más tarde de forma repentina sucedió algo similar a un ‘efecto tsunami’.
Una gran ola devastadora llegó a Paiporta. Con una altura de al menos 2 m por encima de la cota de los márgenes del barranco, una corriente de agua caudalosa y desbordada circulando con gran velocidad impactó sobre el puente de Metrovalencia, ubicado en la frontera con la localidad de Picanya. En concreto, impactó sobre la pasarela peatonal y ésta causó el colapso de la estructura ferroviaria. Solo quedaron sin dañar elementos estructurales anclados en el fondo del barranco. Afortunadamente no circulaba ningún tren en ese momento por el puente. De las 224 víctimas mortales por las inundaciones del 29 de octubre de 2024 en Valencia, un total de 45 vivían en Paiporta, 23 hombres y 22 mujeres, en su mayoría con más de 65 años. Personas más vulnerables por su menor movilidad.
Inmediatamente ocurrió la sorpresa fatal. Un vecino del centro fue a aparcar su vehículo en otro lugar del que estaba estacionado, estando ya las calles inundadas, y no regresó. En la vivienda mencionada de la calle Luis Vives, un matrimonio se salvó refugiándose en la planta superior de su casa, pues las aguas, tras presionar sus puertas, penetraron y arrastraron todos los enseres de la planta baja. Su vecina de enfrente tuvo que agarrarse a las rejas de la ventana de su vivienda para evitar ser arrastrada por la corriente.
Muchas personas fallecieron ahogadas al quedar atrapadas en el ascensor al tratar de acceder a su garaje subterráneo, mientras estaban en la planta baja de sus casas al bloquearse la apertura de las puertas por las aguas, o al ser arrastrados por la corriente en sus coches durante la riada.
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Inundación relámpago
Así es una inundación relámpago o repentina (flash flood). Es una riada súbita, inesperada, intensa, peligrosa y destructiva. En Valencia suceden del siguiente modo. Las lluvias torrenciales –un alto volumen de precipitación en poco tiempo– en la cuenca alta no pueden infiltrarse en el suelo. Contribuye su reducida capacidad natural de retención de agua. En consecuencia, se genera muy rápidamente una escorrentía superficial que se traduce en un torrente con caudal desmesurado en un barranco cuyo cauce está seco normalmente.
Este abundante caudal puede superar la capacidad máxima del barranco y el exceso de agua se desborda de forma violenta por la llanura adyacente. Una inundación relámpago es catastrófica, siendo un ejemplo del tipo de inundación producida por la rotura de la presa de un embalse. Así ocurrió en la ‘pantanada’ de Tous el 20 de octubre de 1982, tras lluvias torrenciales en su cuenca y una afluencia de agua que superó el caudal de diseño de la presa. Ésta se desbordó y derrumbó, produciendo una riada colosal en las comarcas valencianas de la Ribera Alta y Baja, con efectos devastadores. La altura del agua superó los 8 m en algunas poblaciones cercanas a la presa.
Dentro del área urbana de Paiporta, las aguas desbordadas fluyeron impetuosas en dirección Catarroja a lo largo del barranco. En su avance descontrolado destruyeron las pasarelas peatonales sobre el barranco y fueron desviadas desde los puentes obstruidos parcialmente, abandonando su cauce, en especial en los meandros. Las aguas, canalizadas entre los edificios, discurrieron en todas las direcciones a través de las calles, arrastrando los materiales finos erosionados aguas arriba y gran número de vehículos aparcados o atrapados en las calles
La presión del agua dañó las puertas metálicas de los garajes y el agua penetró con virulencia en plantas bajas y sótanos, inundando el interior de numerosos locales comerciales y viviendas con planta baja, dañando especialmente los vulnerables tabiques de pladur y enseres, que en muchos casos fueron arrastrados por la corriente. Cientos de edificios sufrieron severos daños directos que representan cuantiosas pérdidas económicas.
Las intensas lluvias del día funesto de la inundación alcanzaron valores extremos de precipitación acumulada, de más de 700 litros por metro cuadrado en algunas áreas de la cuenca alta del barranco.
Son un efecto indudable del aumento de los fenómenos meteorológicos extremos producido por el cambio climático. Las aguas superficiales del mar Mediterráneo más cálidas –en agosto se había registrado un récord de 28,15 ºC– propiciaron una transferencia de humedad a la atmósfera que derivaron en tormentas convectivas. En el futuro probablemente serán más frecuentes ‘barrancadas’ con un elevado potencial destructivo.
Estas lluvias abundantes e intensas, por tanto, generaron un caudal excepcional en el barranco, que superó los 2.200 metros cúbicos por segundo. Esta cifra probablemente fue mucho mayor, aunque no pudo registrarse porque la rápida crecida dañó el sensor de la Confederación Hidrográfica del Júcar. Este organismo del MITECO estima que se alcanzaron caudales punta de más de 3.500 metros cúbicos por segundo en el municipio vecino de Catarroja. Puede afirmarse que en Paiporta el caudal duplicó con creces el valor extremo estimado para un evento de lluvia extraordinaria que sucede una vez cada 500 años.
Figura 1. Esquema conceptual de los factores asociados a la definición del riesgo de una inundación relámpago.
Riesgo e impacto de inundaciones relámpago
El impacto de una inundación es la materialización del riesgo de este suceso. El riesgo de inundación depende de la posibilidad de ocurrencia de un peligro causado por un fenómeno hidrometeorológico y de la vulnerabilidad ante este evento. La Figura 1 y el Cuadro 3 clarifican estos conceptos técnicos aplicables a cualquier inundación en general, y describen ejemplos de las características ocurridas en el caso de la inundación relámpago de Paiporta.
Puede entenderse que existía un riesgo alto. El impacto fue catastrófico por las pérdidas de vidas humanas y los severos daños a bienes privados y públicos. Una inundación relámpago es peligrosa per se, siendo un indicador objetivo de su magnitud la profundidad de la lámina de agua que cubrió el territorio inundado.
Esta variable, también conocida como calado, cota de inundación o altura del agua, es un factor crítico en la evaluación del impacto de una inundación relámpago a escala local (Cuadro 4). Incluso se usa en los modelos hidráulicos aplicados a la evaluación territorial del riesgo de inundación.
El Instituto Valenciano de la Edificación considera que, si la profundidad de la lámina de agua resultante de una inundación es pequeña, los daños en los edificios son leves, limitados a deformación de madera o acumulación de limo, entre otros posibles efectos sobre los elementos no estructurales. Por el contrario, si la altura de agua excede los 80 cm, los daños son graves. Aparecen daños en elementos estructurales como muros y amenazas de colapso, entre otros, y entre los elementos no estructurales pueden aparecer, por ejemplo, deterioros significativos de fachadas, tabiques o pavimentos.
Profundidad de la lámina de agua observada
Mediante una acción de voluntariado, se realizaron cientos de observaciones del calado o profundidad de la lámina de agua resultante de la inundación en Paiporta (ver Métodos, texto al final del artículo). Esta medición es una valiosa información de la inundación producida, basada en las huellas del máximo nivel de agua alcanzado presentes en las fachadas de los edificios. Un mapa de la profundidad de la lámina de agua expresa cuánto y dónde se inundó el territorio, probablemente con mucha mayor certeza a escala local que cualquier otro modelo convencional.
Este mapa visualiza la inundación en 3D mediante el visor adjunto a este artículo. De un vistazo o en detalle, de forma fácil e interactiva, cualquiera puede entender la inundación ocurrida. El diseño de esta herramienta permite observar y localizar la altura del agua en las calles y otros espacios del territorio municipal de Paiporta.
Figura 2. Mapa de la extensión y profundidad de la lámina de agua en Paiporta. Se representa simplificada la información catastral y de vías. Fuente: Elaboración propia mediante observaciones de campo y procesamiento con SIG. Base cartográfica del Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG), Institut Cartografic Valencià (ICV) y Dirección General del Catastro
El 99% de la superficie municipal fue ocupada por la inundación (Figura 2), más de un tercio con una profundidad de la lámina de agua entre 1 y 1,5 m. Alcanzó prácticamente la totalidad del área urbana residencial y de servicios y del área de polígonos industriales, donde la profundidad de la lámina de agua presentó un valor medio de 1,6 m y 1,3 m, respectivamente, si bien es heterogénea y existen algunas zonas con una altura comprendida entre 2 y 3 m. La mayor anchura de las vías en las áreas industriales del este del municipio podría explicar en parte una menor profundidad, ya que implica más espacio libre para la acumulación de agua.
En las áreas agrícolas de huerta, los cultivos leñosos de cítricos y herbáceos hortícolas laminaron la inundación. Es decir, prestaron un servicio ecosistémico protector. Redujeron la velocidad de la corriente, favorecieron la sedimentación y disminuyeron su impacto, al constituir extensos espacios libres y continuos con una mayor capacidad de retención y acumulación de agua. Así lo manifiesta en parte su menor profundidad media de la lámina de agua que en el área residencial y de servicios, 1,2 m.
Es necesario aprender la lección de la inundación de Paiporta. Nada mejor que conocer cuánto y dónde fue el calado o profundidad de la lámina de agua en el territorio inundado. No es una estimación teórica del peligro esperado, es una observación empírica de una inundación relámpago ocurrida. Es útil para una gestión del riesgo de inundaciones basada en la evidencia. Es la mejor información disponible a nivel local sobre este factor para prevenir el riesgo de inundaciones y la gestión de emergencias (Cuadro 5). Es una ayuda para planear mejor la ubicación de áreas de inundación controlada y explicar la gravedad de los daños observados.
Puede suceder otra DANA similar, con lluvias torrenciales extremas. Aunque hubiera nuevas infraestructuras hidráulicas que ayuden a la prevención de daños, pueden tardar en ser construidas, insuficientes, fallar o incluso transferir el peligro a otras cuencas. Las medidas estructurales consistentes en construcciones de ingeniería civil no son un escudo protector seguro al 100%. El riesgo cero no existe.
La meta es prevenir y reducir riesgos. Con reflexión y serenidad, rigor y participación. Por eso deben contemplarse también medidas de prevención, como la ordenación del territorio a escala supramunicipal, y medidas de protección, desde actuaciones de restauración de ecosistemas forestales en áreas de la parte alta de la cuenca hasta áreas de retención de agua o inundación controlada en la cuenca baja. Desplegar todas las aplicaciones derivadas del presente estudio y del proyecto EN PEU, y de otros estudios, es una oportunidad para prevenir o reducir el impacto de las inundaciones en el futuro.
Saúl Aliaga (Máster en Estudios Territoriales y Planeamiento), Anderson Univio (Máster en Geoinformación), Hugo Suárez (Máster en Bioinformática y Bioestadística) y Junior Flores (Ingeniero de Datos Geoespaciales), voluntarios de la Fundación Matrix
Dr. Javier Montalvo, Profesor de Ecología, Universidad de Vigo, y Director de la Fundación Matrix, Investigación y Desarrollo Sostenible
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