
16 Jul Comprender–Concienciar–Prevenir: una perspectiva innovadora sobre el riesgo de inundación relámpago en la Comunidad Valenciana
Comprender–Concienciar–Prevenir: una perspectiva innovadora sobre el riesgo de inundación relámpago en la Comunidad Valenciana
Gracias por el interés en el tema que sugiere el título del presente artículo. ¿Qué acciones son importantes tras las inundaciones catastróficas en la Comunidad Valenciana? Ofrecemos una perspectiva innovadora para abordarlas. Se deben comprender mejor las causas y los impactos de estas inundaciones. También concienciar y prevenir mejor es muy importante. ¿Por qué hace falta esta perspectiva? Algunas acciones de las Administraciones carecen del consenso social o científico, la reconstrucción en marcha obvia la planificación integral pertinente, y no son prioritarias para las Administraciones numerosas acciones necesarias o que demanda la ciudadanía y se postergan. En el marco del proyecto ‘EN PEU’, la Fundación Matrix, Investigación y Desarrollo Sostenible con apoyo de un grupo especialistas, aplica un enfoque estructurado sobre las acciones importantes frente al riesgo de inundaciones catastróficas. Se basa en el siguiente trinomio de acción: Comprender–Concienciar–Prevenir.
Las inundaciones del 29 de octubre (29-O) de 2024 en la Comunidad Valenciana fueron de tipo relámpago, Resultan de lluvias torrenciales que generan una alta y rápida escorrentía, crecidas repentinas del caudal en barrancos y ríos y desbordamiento de flujos muy peligrosos, con una capacidad destructiva muy alta. Sus impactos se expresan en una trágica cifra de 228 víctimas mortales, según los datos oficiales más recientes; más de 300.000 personas afectadas, según la Generalitat Valenciana (GVA); casi 400 km2 de superficie inundada, según el Institut Cartogràfic Valencià, en 75 municipios de Valencia; más de 11.000 viviendas dañadas, según el Instituto Valenciano de la Edificación, y 17,8 mil millones de euros de pérdidas materiales directas e indirectas, según la GVA.
Otros impactos son: el deterioro ambiental –por ejemplo, se detectaron hortalizas contaminadas por plomo, quizá derivado del agua de la riada–; un paisaje urbano con manchas de destrucción, edificios sin limpiar y obras por doquier; el trauma social que sufren parientes o amigos de las personas fallecidas por las inundaciones, o el de los testigos de tragedia o personas vecinas, y la manifiesta vulnerabilidad institucional y social de las localidades más afectadas. Dos tercios de los adolescentes de la zona cero sufre aún malestar emocional, la mitad ha necesitado apoyo psicológico y el 37% tiene más dificultades de concentrarse en sus estudios y una proporción similar manifiesta una afección a su salud mental, según un informe de la organización Plan International.
Parte de la población sufre aún hoy un impacto acumulativo y multicausal por no comprender la catástrofe, tener miedo a las lluvias intensas o a vivir cerca de un barranco, la demora en percibir algunas ayudas económicas, o la necesidad de solicitar un préstamo para reparar su garaje comunitario. Un estado de malestar individual, social y local en un territorio con un Estado del Bienestar, una amenaza de desafección institucional, de pérdida de confianza de la ciudadanía hacia las instituciones públicas.
Las inundaciones son uno de los riesgos naturales más frecuentes y devastadores en muchos territorios de España. Sin embargo, es limitada la efectividad de los planes de gestión del riesgo de inundación de las Administraciones en la Comunidad Valenciana. Las inundaciones relámpago del 29-O causaron en este territorio el mayor desastre por una riada ocurrido en las últimas décadas en España y Europa.
Lo urgente, lo que requiere atención o acción inmediata, ha prevalecido sobre lo importante, aquellas acciones relevantes para el futuro. La Organización de las Naciones Unidas, a través del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres (2015-2030) insta a los Estados a implementar medidas de mitigación y prevención de cara a futuros eventos. Identificar, seleccionar y decidir las acciones importantes es un asunto multifacético y a veces complejo, ya que presenta diferentes perspectivas sectoriales y conflictos de intereses.
Desalojar viviendas afectadas inhabitables, atender las necesidades básicas de la población, limpiar el barro en áreas urbanas, facilitar ayudas económicas e indemnizar a las personas damnificadas exigían una actuación lo más rápida posible. Son ejemplos de acciones urgentes que requerían una pronta respuesta. A pesar de todo, algunas aún no han llegado o no se han completado.
Recordemos que ante la situación inesperada y crítica por la magnitud de los daños del suceso del 29-O, la GVA declaró el nivel 2 de emergencia en alrededor de un centenar de municipios y requirió medios del Estado (como la Unidad Militar de Emergencias, UME). El Gobierno nacional declaró la zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil, antes denominada zona catastrófica. La GVA desarrolló una desescalada de la emergencia progresiva. Así, 80 días después de la riada (enero de 2025), aún permanecían 28 municipios en nivel 2 de emergencia y 75 rebajaron la situación a nivel 1, y a los 150 días (finales de marzo) aún permanecían 32 municipios en nivel 1.
Por otra parte, existen iniciativas y acciones importantes que también se están considerando y realizando. El Comisionado del Gobierno para la reparación y reconstrucción tras la DANA, que aborda la evaluación de daños y las medidas para la recuperación de las zonas afectadas entre otros temas, cuenta con un comité de 33 personas expertas y representantes de la sociedad. El comité está formulando valiosas propuestas técnicas, por ejemplo, sobre revisión del planeamiento urbanístico y criterios de gestión de emergencias. La Secretaría de Estado de Política Territorial considera realizar un ‘libro blanco’ para poner en valor lo que se ha aprendido tras la catástrofe, reunir todas las propuestas y contribuciones para el futuro.
El 23 de junio de 2025, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) ha lanzado para consulta pública la ‘Propuesta de Plan para la recuperación y mejora de la resiliencia frente a las inundaciones en el territorio afectado por la DANA en la Comunidad Valenciana’. La GVA presentó el 30 de junio el resumen del ‘Plan de Recuperación Económica y Social de la Comunidad Valenciana‘ (Plan ENDAVANT).
En este contexto, y en el marco del proyecto ‘EN PEU’ de la Fundación Matrix, una iniciativa desinteresada y solidaria para ayudar a que Valencia se ponga en pie, contribuye con un grupo de expertos a divulgar un enfoque innovador y estructurado que promueve acciones importantes frente al riesgo de inundaciones catastróficas. Se basa en el siguiente trinomio de acción: Comprender–Concienciar–Prevenir. Combina tres tipos de acciones interconectadas. (Figura 1).

FIGURA 1. Trinomio de acción frente al riesgo de inundaciones relámpago. Se representan tres acciones ligadas entre sí y flechas que muestran su interrelación. La ciudadanía es la beneficiaria, ocupa una posición central.
Comprender: análisis, territorio y vulnerabilidad
Hace falta comprensión, emocional y racional. Un análisis imparcial de las inundaciones catastróficas de Valencia, una reacción institucional y social apropiadas y un plan de reconstrucción integral requieren comprensión. Las habilidades emocionales permiten empatizar, y las habilidades cognitivas ayudan a entender mejor las diferentes causas de las inundaciones y sus distintas consecuencias. Es muy relevante considerar las diferentes perspectivas sociales y enfoques científicos y técnicos, así como las distintas capacidades de gestión local y realidades territoriales que existen ante un desastre.

Limpieza de lodos por voluntarios en una calle de Alfafar el 2 de noviembre de 2024. Fuente: El País
Por una parte, ante una catástrofe en las personas aflora un sentimiento colectivo de solidaridad que promueve la colaboración y ayuda desinteresada, que prevalece sobre las diferencias ideológicas o de otro tipo que nos separan. Es una reacción positiva a favor de las personas damnificadas, de comprensión de su situación trágica sobrevenida. Más de 45.000 voluntarias y voluntarios, en su mayoría jóvenes, se desplazaron a áreas urbanas de la comarca Huerta Sur para llevar comida y limpiar el barro. Una avalancha de solidaridad de miles de toneladas de alimentos llegó desde la propia Comunidad Valenciana y de otras partes de España los días posteriores, que precisaron una respuesta de gestión y logística sin precedentes, como las 5.000 toneladas que pasaron por la Feria de Valencia con la coordinación de la GVA. Ambos son ejemplos elocuentes de comprensión emocional.
La percepción social generalizada es que no ha habido suficiente comprensión por la GVA y su Presidente, pero tampoco por los Ayuntamientos y el Gobierno de España. Aparentemente existe un consenso que unos y otros, los gobiernos de las distintas Administraciones, antes o después de la catástrofe, no estuvieron ni están a la altura de todas las necesidades de la ciudadanía, que se ha movilizado en repetidas ocasiones.
Por ejemplo 15.000 personas en la séptima manifestación en Valencia convocada por 200 entidades cívicas, sociales y sindicales, asociaciones de víctimas y damnificados por la DANA, y los Comités Locales de Emergencia y Reconstrucción (CLER). Estos comités son una iniciativa esperanzadora para involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones y en la vigilancia de las acciones de respuesta y reconstrucción, tal y como se recomienda desde las Naciones Unidas. El Marco de Sendai para la gestión de riesgos, basado en la experiencia internacional de desastres, promueve una reconstrucción participativa que dé cabida a la ciudadanía. Los comités impulsan también el Acord Social Valencià. Priorizar la confrontación política sobre la escucha y el acompañamiento sincero a quienes padecieron la tragedia, o sobre los criterios y propuestas de colaboración de personas expertas, no revela empatía, deseo de mejora ni compromiso con el bien común, ni se alinea con el marco internacional de actuaciones recomendadas frente a la reconstrucción.

Captura de un video que muestra el momento de arrastre de una pasarela sobre el barranco del Poyo en Paiporta el 29-O por el empuje hidrodinámico de la riada. Fuente: Youtube
Por otra parte, una adecuada comprensión racional de las causas de las inundaciones relámpago del 29-O es fundamental para prevenir y reducir riesgos, proteger mejor a las personas y planificar soluciones eficaces y sostenibles. La Fundación Matrix publicó en mayo la primera evaluación integrada explicando cómo y por qué ocurrieron estas inundaciones, de forma detallada y fundamentada en los hechos y el conocimiento disponible en el marco del proyecto ‘EN PEU’. En cambio, la GVA realizó un diagnóstico para fundamentar su Plan de recuperación y reconstrucción con una comprensión de las causas de las inundaciones incompleta, con imprecisiones y algunas interpretaciones erróneas, aunque también otras acertadas. Se debería revisar y mejorar, y así se trasladó al Vicepresidente segundo de la GVA.
Ni la GVA ni el MITECO identifican el tipo de ‘inundación relámpago’ ocurrido el 29-O en los planes de recuperación mencionados (MITECO y GVA). No aparece este concepto ni tampoco la descripción de ‘inundación súbita o repentina’. La incomprensión de la identidad de este fenómeno extremo (o su desconocimiento operativo) compromete la idoneidad y la eficacia de obras y otras actuaciones de prevención del riesgo de inundación o a favor de la resiliencia.
Para comprender es necesario practicar la escucha (o lectura) activa. Según el filósofo John Locke “La mejora de la comprensión tiene dos fines: primero, nuestro propio aumento de conocimiento; en segundo lugar, para permitirnos entregar ese conocimiento a otros”. Aplicado a la gestión del riesgo de inundaciones significa que es relevante tanto el aprendizaje individual como la difusión del conocimiento. Es imprescindible un aprendizaje básico general para la autoprotección, y también promover un aprendizaje apropiado de los responsables políticos o del personal técnico de emergencias.
La comprensión del riesgo desde distintos gobiernos municipales el 29-O fue desigual. Ese día la Alcaldesa de Torrent activó su gabinete de crisis y decretó la suspensión de clases, actividades deportivas y eventos municipales, además del cierre de pasos inundables, a las 12:15h. Una decisión oportuna y eficaz que ayudó a salvar vidas, puesto que de no haberlo hecho se hubiesen contabilizado más víctimas en esta población.

Búsqueda de personas desaparecidas en Paiporta el 3 de noviembre de 2024. Fuente: El País
En otros municipios no hubo similar precaución. Además, los municipios en situación de preemergencia tenían que haber constituido el Centro de Coordinación Operativa Municipal (CECOPAL). Pero según un informe técnico de FETAP‑CGT presentado a la jueza que instruye el caso de la DANA, solo se constituyeron los de Algemesí y Valencia. Un auto de esta jueza lamentó la tardanza en convocar el CECOPI (Centro de Coordinación Operativa Integrado) de la GVA, y consideró que su aviso mediante el mensaje de alerta (ES-Alert) a las 20:11h “fue tardío y erróneo”. Salomé Pradas, exconsellera de Justicia e Interior de la GVA, y responsable de Emergencias, declaró su desconocimiento en materia de gestión de la emergencia ante esta jueza. En resumen, estos acontecimientos reflejan una notoria y preocupante vulnerabilidad institucional.
La comprensión racional es esencial para concienciar y prevenir. Para preparar ante las emergencias, actuar de forma anticipada y oportuna y así reducir la vulnerabilidad social ante el peligro de inundaciones.
La comprensión debe servir para mejorar nuestro propio entendimiento, y también para compartirlo y beneficiar a otras personas. Para generar un conocimiento aplicable a la gestión del riesgo de inundaciones son útiles investigaciones científicas y estudios técnicos apropiados, pero también su transferencia y difusión a la sociedad, y su plasmación operativa en la planificación territorial, en planes de emergencia o en actuaciones para la reconstrucción.
Antes de actuar, es imprescindible comprender. Y comprender el riesgo de inundación relámpago requiere entender sus características clave, peligrosidad y posibles consecuencias, que las diferencian de una inundación gradual. Por tanto, no significa solo describir el fenómeno en sí, sino analizar en profundidad sus causas estructurales, sus condicionantes territoriales y sus efectos potenciales sobre la población y los edificios, por ejemplo. Implica entender bien el concepto de riesgo catastrófico, disponer de una cartografía detallada del riesgo local, conocer adecuadamente la población, viviendas, polígonos industriales e infraestructuras expuestas o revisar los sistemas de información y alerta. En resumen, identificar y comprender los factores de peligrosidad y vulnerabilidad a escala local que hacen que ciertas zonas presenten más riesgo que otras es vital para saber qué decisiones hay que adoptar (Figura 2).

FIGURA 2. Esquema conceptual simplificado usado en la evaluación y comprensión del riesgo de inundaciones (ver Figura 1 en este artículo). El peligro expresa la magnitud de la amenaza de inundación. La vulnerabilidad, la susceptibilidad de la población, viviendas y otros elementos del territorio expuestos a sufrir los efectos del peligro. El riesgo expresa la probabilidad de efectos significativos de una inundación, según su peligrosidad y la vulnerabilidad. Si se producen, el impacto causado se mide por la magnitud de los daños; ambos son variables en el espacio.
Este proceso de comprensión científica y técnica se debe acompañar de un enfoque social: escuchar a la ciudadanía (las personas afectadas), identificar correctamente las necesidades del territorio y entender cómo inciden las desigualdades preexistentes en el riesgo frente a inundaciones relámpago y en la capacidad de respuesta ante una inundación. En este sentido, un análisis y evaluación de riesgo de inundación apropiado no es solo un ejercicio técnico, sino una herramienta clave para la justicia territorial, la seguridad colectiva y la reconstrucción preventiva. La reconstrucción de la zona afectada por la DANA debe asegurar la recuperación económica y social y minimizar “los riesgos futuros” derivados de este tipo de fenómenos, es el propósito del Plan ENDAVANT de la GVA
Se planifican y ejecutan obras hidráulicas de emergencia para reducir peligros de inundación. Puede parecer una inversión pública bienintencionada. Sin embargo, hacerlo sin un diagnóstico completo de causas y efectos de la catástrofe, sin comprender el significado y alcance de inundación relámpago, sin evaluar soluciones alternativas a escala de cuenca, sin integrarlas en una planificación territorial, sin una cartografía fiable del riesgo a nivel local, o sin las debidas cautelas de protección ambiental no es idóneo. Se desvía de los principios de planificación, sostenibilidad, gestión del riesgo de inundaciones y criterios de eficiencia económica.
Concienciar: capacitar a instituciones, técnicos y ciudadanía
Siempre hay que estar aprendiendo. Nos permite adaptarnos a un mundo en constante cambio. También hay que desaprender, dejar de hacer lo mismo de la misma manera. Es decir, encontrar o descubrir otros caminos que permiten llegar al mismo lugar. Una frase atribuida a Albert Einstein lo expresa así: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”.
Dicho de otro modo, aprender de los errores y de los aciertos en la gestión de riesgos y emergencias nos ayuda a la prevención de sus impactos. Las lecciones aprendidas de la catástrofe provocada por la DANA nos invitan a valorar debidamente su importancia para una gestión preventiva del riesgo de inundaciones relámpago.
Desarrollar facultades o poderes en una persona mediante la enseñanza es una de las formas de definir la educación. El pedagogo y filósofo Paulo Freire sintetizó su importancia así: “La educación no cambia el mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo”.
Comprender es el primer paso, pero sin concienciación, no hay prevención posible. Por eso, el segundo eje del enfoque que propone la Fundación Matrix es trabajar activamente en la concienciación, formación, sensibilización y empoderamiento de todos los actores implicados: responsables políticos, equipos técnicos y sociedad civil.
Tomar conciencia de que las inundaciones relámpago son muy peligrosas y que sus impactos pueden ser fatales es imprescindible para los responsables de un gobierno local y su personal técnico que toma decisiones sobre licencias urbanísticas o gestión de emergencias. También para la ciudadanía, para que entienda las alertas, conozca los riesgos locales y tenga claro qué hacer y qué no hacer, para que esté preparada ante estas inundaciones. El informe de Amnistía Internacional (AI) sobre la catástrofe recomienda “desarrollar planes de sensibilización y formación a la ciudadanía” sobre actuaciones en situación de emergencia. Ayudan a tomar conciencia, por ejemplo, del riesgo asociado un nivel rojo de la AEMET.

Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) Quart-Benàger, una de las 123 EDAR afectadas por la riada del 29-O, situada en la margen derecha del Nuevo Cauce del Turia, en Xirivella. Fuente: MITECO y GVA
La Diputación de Valencia, inició en mayo actividades de formación en emergencias para responsables políticos (cargos electos) y personal técnico de los Ayuntamientos. Se centra en cómo deben reaccionar de manera general los Ayuntamientos frente a acontecimientos catastróficos y planes municipales de actuación, así como en contratos de emergencia.
Formación e información son importantes. Si la información de un mapa de riesgos está disponible en internet pero se desconoce por la población residente originaria de otras partes de España o del extranjero, no se usa, o es poco accesible o clara para la ciudadanía, no es útil para un propósito preventivo. Desarrollar las habilidades o competencias básicas para comprender el riesgo, identificarlo cuando aparezca y reaccionar apropiadamente es posible mediante talleres y otras actividades formativas que contribuyan a comprender mejor el origen y las consecuencias de las inundaciones relámpago orientado a prevenir riesgos.
La Fundación Matrix colaborará con la Federación INTERAMPA de Paiporta en la concienciación del alumnado en los centros educativos de este municipio en el curso 2025/26 gracias a una ayuda de la Fundació Horta Sud. También realizará una sesión participativa para las familias que componen las seis asociaciones de madres y padres de alumnos (AMPA) de esta localidad de la zona cero. Usará métodos de aprendizaje innovadores –como herramientas digitales interactivas– para la comprensión del riesgo local de inundación relámpago, la mejora del sentido de pertenencia y corresponsabilidad o el desarrollo de competencias (pensamiento crítico, comunicación, creatividad, autoprotección).
Si la comprensión de la información sobre estas inundaciones no es suficiente o posible, al menos se debe sensibilizar a la sociedad. Hay que involucrar emocionalmente a las personas, combinando argumentos o ideas que atiendan tanto a la razón como al corazón. Generar empatía, apoyarse en testimonios o apelar a valores universales, son algunas de las opciones para hacer sentir y cambiar conductas.
El fin es empoderar, facilitar a las personas las herramientas, habilidades, información y confianza necesarias para que puedan actuar mejor por sí mismas. La ciudadanía se siente así responsable y capaz de gestionar su propia seguridad frente a inundaciones. Por otro lado, los Ayuntamientos y su personal técnico serán más capaces de gestionar bien este riesgo.
La concienciación debe trascender lo simbólico o episódico. Supone generar una comprensión compartida del riesgo frente a inundaciones relámpago, hacer visible su presencia incluso en tiempos de calma, y poner en el centro del debate público la necesidad de anticiparse. Por ello, la Fundación Matrix promueve la realización de talleres, foros, campañas informativas y fomenta espacios de diálogo donde reflexionar e interpelar sobre las decisiones institucionales y los hábitos individuales.
Los equipos técnicos y responsables políticos deben ser conscientes de su responsabilidad en la gestión territorial y urbanística, mientras que la ciudadanía ha de disponer de la información y las herramientas necesarias para proponer medidas protectoras y exigir políticas eficaces. En cierto modo, y a nivel municipal, se trata de contribuir a una democracia más participativa o una gobernanza vecinal, en la cual la ciudadanía tiene una intervención más directa y frecuente en la toma de decisiones. Se trata de ir más allá de votar cada cuatro años.
Cualquier Alcalde o Alcaldesa, como persona encargada de que el Ayuntamiento funcione en beneficio de la comunidad, debería saber qué interesa más a la ciudadanía, contar con su colaboración en la toma de decisiones y agradecerlo. Esta participación es el mejor camino para asegurar el bienestar social y procurar la resiliencia social. En Valencia hace falta que la sociedad en su conjunto se pueda recuperar y adaptar tras el desastre provocado por las inundaciones. Con más unidad y capacidad de respuesta colectiva, saldrá fortalecida. Un buen ejemplo es la comunidad de vecinos de un edificio afectado, que al día siguiente se reunieron y empezaron a cooperar de forma coordinada en el diseño y realización de las acciones necesarias para la limpieza, reparación y reconstrucción. Muy diferente a la falta de coordinación, entendimiento y unidad de esfuerzos, duplicidad en la planificación de la reconstrucción o toma de decisiones sectoriales, a veces sin la más elemental cooperación interadministrativa o un mínimo enfoque integral sobre el territorio.
La palabra concienciación se menciona dos veces en la propuesta de Plan de recuperación del MITECO, pero no se traduce en actuaciones definidas. Tampoco en el resumen del Plan ENDAVANT de la GVA, aunque expresa el deseo de realización de “campañas de concienciación, formación y autoprotección” ante riesgos catastróficos. Dos ejemplos de opciones de mejora en estos documentos.

Impacto de la erosión del talud del barranco del Poyo en Picanya en la riada del 29-O. Ocasionó pérdida de material en la base del talud, inestabilidad estructural y retroceso del margen izquierdo.
Prevenir: anticipar e innovar
Prevenir en el contexto de una inundación relámpago es anticipar este riesgo o estar preparados para evitar el peligro o los daños que puede ocasionar este fenómeno hidrometeorológico extremo. La prevención tiene muchas dimensiones y es un tipo de acción nuclear o central de confluencia de diversas acciones convergentes (Figura 3).

FIGURA 3. La prevención del riesgo de inundaciones relámpago es una meta para una comunidad más resiliente. Resulta de la confluencia de diferentes acciones importantes. Se omite la construcción de obras hidráulicas para concienciar sobre la relevancia de las acciones indicadas.
La prevención es la meta, pero también el camino. La prevención no consiste únicamente en construir infraestructuras hidráulicas. Su relevancia es indudable, pero su influencia en la gestión pública y el reduccionismo en el lenguaje ha llevado a definir como conjunto de medidas o “actuaciones no estructurales” o “blandas” aquéllas que no son grandes obras civiles para reducir la peligrosidad y cuyos fines son de prevención.
En análisis del riesgo frente a inundaciones, innovar significa aplicar nuevos enfoques, métodos y herramientas para mejorar la identificación, evaluación, cartografía y gestión. Existen otras opciones distintas al uso de hormigón que son importantes para la prevención y reducción de los riesgos de inundación.

Obras de emergencia de reconstrucción del Acueducto del Canal Júcar-Turia sobre el barranco del Poyo, infraestructura clave para e agua para el abastecimiento de agua a la población de Valencia y su área metropolitana, dañado por la riada del 29-O. Fuente: CHJ
La normativa estatal de evaluación y gestión de riesgos de inundación (texto consolidado del Real Decreto 903/2010, revisado en 2016), es clara en su exposición de motivos. “El enfoque tradicional consistente en plantear y ejecutar soluciones estructurales, como la construcción de presas, encauzamientos y diques de protección” es insuficiente en determinados casos, y en las últimas décadas también se consideran “actuaciones no estructurales, tales como planes de protección civil, implantación de sistemas de alerta, corrección hidrológico-forestal de las cuencas y medidas de ordenación del territorio, para atenuar las posibles consecuencias de las inundaciones”.
La prevención es un principio rector en elaboración de los planes de gestión del riesgo de inundación bajo la normativa estatal mencionada. Estos planes a escala de cuenca hidrográfica deben abarcar “todos los aspectos de la gestión del riesgo de inundación, centrándose en la prevención, protección y preparación, incluidos la previsión de inundaciones y los sistemas de alerta temprana”, y añade que debe tener en cuenta “las características de la cuenca o subcuenca hidrográfica considerada”. También podrán incluir la promoción de prácticas de uso sostenible del suelo, medidas para la restauración hidrológico-agroforestal de las cuencas, y “la mejora de la retención de aguas y la inundación controlada” en determinadas zonas. Las medidas no estructurales, son menos costosas y mejoran la resiliencia. El Cuadro 1 muestra algunos ejemplos.
Por otra parte, si se ignora o niega la influencia del cambio climático antropogénico en las inundaciones relámpago catastróficas del 29-O, la comprensión es insuficiente, la vulnerabilidad social aumenta y será peor la prevención de este riesgo. Si por el contrario, se reduce de forma simplista la causa catastrófica al cambio climático, obviando los factores condicionantes de la peligrosidad y vulnerabilidad territorial –como la ubicación en una llanura o la ocupación urbanística–, la comprensión también es incompleta, la magnitud de la inundación podría incluso aumentar y por supuesto también será peor la prevención de este riesgo.
Ambas posiciones polarizadas y simplistas manifiestan incomprensión y son perjudiciales para una prevención eficaz.
La catástrofe del 29-O en la Comunidad Valenciana evidencia que los planes de gestión del riesgo de inundaciones no generaron una prevención eficaz. Las Administraciones no logran convertir el conocimiento disponible en una prevención suficiente del riesgo de inundación.
La prevención implica directamente a la Administración local. Los municipios deberían empezar por disponer de un buen un plan de actuación ante inundaciones, adaptado a su realidad territorial y social, conocerlo por sus responsables de gestión y personal técnico, y aplicarlo oportunamente.
Existen 129 municipios en Valencia con riesgo medio y alto de inundaciones por avenidas y deben elaborar obligatoriamente su Plan de Actuación Municipal frente al riesgo de inundaciones. Este documento sirve para prevenir y gestionar la preemergencia y emergencia ante inundaciones. Sin embargo, sólo una minoría de municipios cuenta con este instrumento de prevención.
Sólo parte de las áreas afectadas por la DANA del 29-O se identifican como zona de alta peligrosidad de inundación en el vigente Plan de acción territorial de carácter sectorial sobre prevención del riesgo de inundación en la Comunitat Valenciana. La Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio de la GVA ha adoptado de manera oficial el 12 de junio de 2025 la cartografía del área inundada el 29-O, que supera el área estimada en el plan de acción territorial mencionado. Actualiza las zonas inundables en los municipios afectados y tiene efectos jurídicos para todas las Administraciones implicadas. Es decir, “para cualquier procedimiento urbanístico o de reconstrucción en los municipios afectados”. Sin embargo, esto no implica su uso como herramienta preventiva para limitar el riesgo local por inundaciones ni restringir la edificación. La legislación de ordenación del territorio no es efectiva para reducir el riesgo de inundación en España. Se ha subrayado la deficiente consideración de la peligrosidad por inundaciones en los instrumentos de planeamiento urbanístico de los municipios en España. En los municipios afectados de Valencia el planeamiento urbanístico es obsoleto y no incorpora el cambio climático. Representa una dimensión de la vulnerabilidad institucional. Por eso se ha planteado con una finalidad preventiva incluso evitar la reconstrucción y el uso del suelo para viviendas de zonas con una magnitud de inundación observada extrema, o paralizar los proyectos de desarrollo urbanístico hasta disponer de un análisis del riesgo de inundación actualizado.
Aun así y en contra de las recomendaciones internacionales, centros escolares y de infantil gravemente afectados por las inundaciones y situados en puntos de alto riesgo, están siendo reconstruidos o se planean reconstruir en la misma ubicación. Este es el caso, entre otros, del Colegio Público Carme Miquel de Algemesí, a escasos metros del del río Magro y en cuya reconstrucción, aprobada por el consistorio el pasado mayo, se prevé un muro de contención que alberga dudas sobre su efectividad ante futuros eventos. El Comité Local de Emergencia y Reconstrucción de esta población, formado por ciudadanos y ciudadanas, y diversas contrapartes han mostrado su disconformidad. Cabe preguntarse si esta decisión es sostenible a largo plazo y cómo está prevista la protección de las vidas de los niños y maestros en caso de nueva inundación en un municipio altamente inundable.

Entorno del CEIP Carme Miquel en la calle Dr. Ferrán en Algemesí, en la margen izquierda del rio Magro, que se desbordó el 29-O ocasionando daños relevantes. El Ayuntamiento ha propuesto la construcción de una mota (dique de tierra) de 2 m de altura para proteger el área urbana, cuestionado por varios expertos.
Por tanto, debemos de replantear los modelos de desarrollo local, promover una ordenación territorial más respetuosa con el medio físico, y fomentar la participación social y comunidades resilientes.
El informe de AI concluye que existe un malestar de la ciudadanía por “la falta de información sobre los planes de reconstrucción y la ausencia de mecanismos para su implicación y participación en las decisiones”. Considera que esto vulnera “el derecho de las personas a decidir sobre el futuro de sus vidas”, y que no deberían hacerse “al margen de la participación activa de la población afectada”.
Las fechas vacacionales coinciden con el periodo de consultas públicas de los planes de recuperación (del 23 de junio al 23 de julio en el Plan del MITECO y se prevé que sea a finales de julio y agosto el del Plan ENDAVANT de la GVA). Además, ambos planes omiten una evaluación ambiental estratégica oportuna y aseguran una prevención insuficiente en la planificación.
El reciente Plan de emergencias inclusivo para personas con discapacidad en la Comunidad Valenciana 2025, elaborado por CERMI-Comunidad Valenciana, subraya la vulnerabilidad de las personas con discapacidad en situaciones de emergencia como la debida a las inundaciones del 29-O. Este grupo social sufre la exclusión en los planes de emergencia, y es insuficiente la formación del personal de Protección Civil para atenderlo. Destaca integrar en la gestión de riesgos la necesidad de respuestas de anticipación y planificación inclusivas, o de comunicación e infraestructuras accesibles, entre otras muchas medidas estratégicas y aspectos clave.
El refrán “Más vale prevenir que curar” no se aplica ante las inundaciones relámpago por falta de comprensión y concienciación. Es mejor prevenir que tener que reconstruir, es mejor salvar vidas, promover el bienestar y evitar pérdidas económicas que lamentar e indemnizar. Siendo muy difícil o imposible evitar que se produzcan lluvias torrenciales y provoquen inundaciones relámpago, podemos reducir la vulnerabilidad de las personas y los edificios y así prevenir los riesgos asociados.
Prevenir requiere conocer y hacer todo lo posible para sobrevivir y reducir los impactos materiales desencadenados por la capacidad destructiva de una inundación. Prevenir requiere planificación y todo aquello que no se contemple adecuadamente durante esta fase, dificultará la gestión al momento de la emergencia.
Son ejemplos de seguridad pasiva o reducción de vulnerabilidad en los edificios: ausencia de sótanos; puertas permeables en locales comerciales; plantas bajas con acceso interior a una planta superior, y existencia de albergues o centros de evacuación predefinidos, tanto para personas que habitan en viviendas de planta baja como también para los usuarios de edificios públicos o privados ubicados en zonas de alto riesgo.
Los municipios deben contar con planes y protocolos de evacuación bien definidos, conocidos y aprendidos por las autoridades, ciudadanía y familias durante simulacros frecuentes. Los protocolos y centros de evacuación deben ser inclusivos, tomando en consideración la perspectiva de género, las características poblacionales y a los grupos más vulnerables. Por ejemplo, en 2013, la Agencia Meteorológica en Japón (JMA, por sus siglas en inglés) introdujo un nuevo sistema de alertas de emergencia ante el riesgo de inundación acompañado de un protocolo de evacuación en dos fases: una primera fase para personas vulnerables (mayores, enfermos y niños) y una segunda fase para el resto de la ciudadanía.
En prevención de riesgos de accidentes en la actividad laboral, la seguridad preventiva (safety) se refiere a las medidas de comportamiento que anticipan y evitan el peligro. Reducen la vulnerabilidad de las personas. Son ejemplos de seguridad preventiva: suspender clases en centros educativos ante alertas rojas de la AEMET; inculcar un comportamiento humano consistente en evitar poner la vida en riesgo, y anteponer la seguridad personal a la de un vehículo. En el actual contexto de cambio climático el aviso meteorológico va a marcar nuestro ritmo de vida diario. Como sociedad, debemos asumir este mensaje con responsabilidad, y las autoridades deben contar con protocolos eficaces para gestionar situaciones de crisis, priorizando siempre la salvaguarda de la vida humana.
En resumen, prevenir incluye, sí, la concienciación, pero también va más allá: implica planificar, legislar, actuar sobre el territorio y los edificios, y fortalecer las capacidades institucionales y sociales. La Fundación Matrix promueve medidas concretas de prevención como innovar en la cartografía de peligrosidad y vulnerabilidad por inundaciones relámpago, evitar la construcción y reconstrucción en zonas inundables de alta peligrosidad, integrar los criterios de riesgo en el planeamiento urbanístico y adoptar protocolos de actuación ante emergencias por riesgo de inundación relámpago (ver Figura 3).

Un hombre desolado se cubre el rostro caminando por la calle Cresenci Chapa, Catarroja, el 5 de noviembre de 2024. Fuente: El País
Restaurar: propiciar un futuro sostenible
Restaurar, rehabilitar o recuperar no significa volver al pasado sino planear y ejecutar acciones de mejora y adaptadas para el futuro. El Marco de Sendai y las Naciones Unidas lo denominan Build Back Better o reconstruir mejor. Por ejemplo, restaurar o recuperar servicios esenciales como la movilidad, y hacerla más sostenible; revegetar las márgenes y cauce de un barranco para fomentar la biodiversidad y el disfrute sensorial, o recuperar la confianza en las instituciones, para que sean más fuertes. La revegetación de los cauces debe hacerse con criterios que eviten cualquier peligro de obstrucción de flujos, la presencia de puntos críticos –como el espacio de vanos de los puentes, entendiendo que la vegetación natural ayuda a evitar la invasión de caña exótica (cuya acumulación local de su biomasa tiene potencial obstructivo), y considerando el conjunto de la cuenca.
Reconstruir requiere una escucha activa, va más allá de reparar infraestructuras. Requiere mejorar: aprender de los errores, impulsar la gobernanza local o promover la participación de las mujeres, entre otras iniciativas.
Reconstruir no es necesariamente volver a construir algo destruido total o parcialmente del mismo modo que estaba, sino mejorar su tolerancia o resistencia estructural para evitar o minimizar posibles daños futuros. Por ejemplo, permeabilizar las grandes infraestructuras viarias; revestir o impermeabilizar las fachadas de edificios; evitar cuadros de instalaciones eléctricas en plantas bajas si es posible, o recuperar la salud psicosocial, para que la población adquiera resiliencia.
Restaurar, rehabilitar, construir, reconstruir y recuperar son formas de mejorar estrechamente ligadas a prevención. Contribuyen a reducir la peligrosidad de las inundaciones y/o la vulnerabilidad de la población y elementos territoriales expuestos frente a las inundaciones (Figura 2), y, por tanto, a evitar o disminuir el riesgo. Son modalidades de seguridad pasiva o activa.
La realidad es que en muchos casos diferentes Administraciones y particulares –por inconsciencia, descuido, mal asesoramiento o emergencia– reconstruyen la vulnerabilidad, mantienen o trasladan a otro lugar la peligrosidad y, en definitiva, fomentan una inseguridad frente al riesgo de inundaciones relámpago.
Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana ha reconstruido el puente de la red de Metrovalencia que cruza el barranco del Poyo en Paiporta, dañado por las inundaciones, sin cambiar su posición perpendicular sobre el cauce –lo que requeriría proyectar un nuevo trazado y valorar el peligro de socavación de estribos– y uniendo los tableros de las vías del metro antes separadas, que aumenta su integridad estructural global pero también su capacidad obstructiva y de desvío de flujos de agua desbordados hacia áreas urbanas. En la reposición de las vías ferroviarias dañadas en este término municipal tampoco se ha considerado cualquier otra medida de protección frente a futuros riesgos de inundación relámpago. Reduce la vulnerabilidad del puente pero aumenta su peligrosidad de daños en los edificios del área urbana adyacente por flujos de agua violentos.
Numerosas puertas de acceso a garaje o persianas de protección de locales dañadas, de materiales metálicos, se han sustituido por otras idénticas o similares en vez de persianas metálicas tipo malla o rejilla, de alta permeabilidad y resistencia ante las inundaciones. Se mantiene así la vulnerabilidad de elementos de los edificios.
Serían innumerables los casos. Veamos cómo afectaría la prevención a decisiones del área de urbanismo en zonas inundables e inundadas el 29-O. ¿Se exigirán modificaciones en las licencias urbanísticas concedidas, para evitar garajes subterráneos en nuevas edificaciones? ¿Se prohibirán éstos en las nuevas solicitudes de promotores inmobiliarios o proyectos de reconstrucción? Probablemente no si persiste la incomprensión institucional en esta materia o falta de compromiso con la seguridad de la población de los Ayuntamientos.

Polígono industrial de Sedaví anegado. Fuente: RTVE
Como en muchos edificios, han aflorado ciertos defectos ocultos o carencias en los planes de evaluación y gestión de riesgos de inundación en la Comunidad Valenciana. Afectan a la seguridad colectiva. Estos documentos deben ser ‘rehabilitados’ para que cumplan su función y superar esas deficiencias técnicas originadas por desconocimiento, métodos inapropiados o falta de integración del cambio climático. En otras palabras, por incomprensión de la naturaleza y consecuencias de las inundaciones relámpago. Mejorar estos planes es esencial para la prevención y la resiliencia futura.
Cualquier alcalde o alcaldesa debería saber cómo prevenir y reducir el riesgo de inundación en su municipio, en la gestión urbanística del día a día, en los instrumentos de planeamiento municipal, pero también en la gestión en una situación de emergencia y ahora en la reconstrucción. Las denominadas ‘Escuelas de ríos para Alcaldes’ son una interesante experiencia desarrollada por la Confederación Hidrográfica del Duero, consistente en jornadas formativas para responsables municipales y ediles que ayudan a tomar las mejores decisiones a nivel local. Gestión del agua, ordenación del territorio y gestión del riesgo de inundación (mapas de peligrosidad y riesgo, planes de gestión del riesgo), actuaciones en cauces y márgenes, y custodia del territorio, son algunas de sus contenidos temáticos.
Proponemos el desarrollo de un programa específico de formación de autoridades, cargos electos y responsables municipales para la gestión del riesgo de inundaciones en la Comunidad Valenciana. Un barranco de los municipios de la Huerta Sur, por ejemplo, no debe ser un espacio marginal y artificializado, un canal para evacuar el agua sin identidad ni valor. Debe ser un espacio de naturaleza, con biodiversidad, funcionalidad y belleza, cuyos servicios ecosistémicos recreativos se reconocen, respetan y disfrutan por la población local. Un espacio para el bienestar que se debe restaurar, cuidar y conservar.
Sin embargo, tras la riada del 29-O, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), al amparo de las obras de emergencia –intervenciones rápidas y urgentes en situaciones supuestamente para paliar efectos catastróficos–, no se han limitado a la necesaria retirada de residuos acumulados en los barrancos y estabilización de taludes en mal estado. Ha desplegado también la ejecución de otras obras sin una planificación apropiada, sin garantías de protección ambiental, sin examen formal de alternativas y sin exposición y participación pública. Incluso sin una justificación técnica evidente en algunos casos. Las organizaciones ecologistas han denunciado esta realidad.
Por ejemplo, se ha observado en el barranco del Poyo en Paiporta una sucesión de obras costosas, lentas e intermitentes de dragado y modificación de la geometría del cauce, retirada y compactación de sedimentos en el lecho del cauce, o construcción de escolleras para reforzar taludes sin evidencia de problemas de estabilidad. No consta la realización de un estudio previo de la idoneidad de dichas intervenciones por motivos de prevención de riesgos de inundación. Es más, algunas intervenciones incluso condicionan o dificultan la revegetación del barranco o hipotecan ciertos servicios ecosistémicos y la calidad paisajística.
En este municipio la CHJ no ha contado con la participación de la población. Tampoco con la del Ayuntamiento, que afirmaba desconocer en detalle la información técnica de las actuaciones de la CHJ o su calendario de ejecución. Probablemente se han realizado sin un proyecto técnico. La Fundación Matrix solicitó hace meses información (magnitud y localización de los daños en la morfología del cauce, infraestructuras de defensa y otras asociadas a los márgenes, actuaciones de reparación de daños en infraestructuras de protección hidrológica y zonas afectadas del Dominio Público Hidráulico). Nada se ha facilitado. La propuesta de restauración se posterga apelando a que dependerá en gran parte “de la situación valorada tras las actuaciones que estamos ejecutando en este momento”.

Fuente: Levante-EM
Algunos responsables de la CHJ, por tanto, parecen más interesados y ocupados por la gestión y ejecución simultánea de numerosas obras en las áreas afectadas por las inundaciones, que preocupados por recuperar, proteger y conservar los valores y funciones del barranco del Poyo y del Dominio Público Hidráulico.
El barranco del Poyo en Paiporta es el área natural principal del municipio, cuenta con un tramo urbano extenso y aprecio vecinal, goza de oportunidades y deseos de pronta recuperación de su uso público para el bienestar emocional. No son razones suficientes para algunos responsables de la CHJ, al parecer. Los beneficios de este tipo de acciones deberían importar en la reconstrucción, y en concreto conforme a la ‘Propuesta de Plan para la recuperación y mejora de la resiliencia frente a las inundaciones en el territorio afectado por la DANA en la Comunidad Valenciana’ del MITECO.
Un enfoque innovador para una amenaza compleja
En resumen, Comprender–Concienciar–Prevenir no es un simple lema, sino una estrategia de trabajo estructurada, coherente y profundamente necesaria ante un riesgo que no deja de intensificarse por el cambio climático y la presión humana sobre el territorio.
Este trinomio de acción permite abordar el riesgo de inundaciones relámpago desde una perspectiva científico-técnica, institucional y humana, conectando el conocimiento con la responsabilidad colectiva e institucional. Solo entendiendo el territorio, valorando su complejidad y las interacciones existentes, implicando a todos los actores y anticipando las respuestas, podremos transformar la amenaza en una oportunidad para mejorar, construir y mantener entornos más seguros, sostenibles y justos.
Dr. Javier Montalvo*, Profesor de Ecología de la Universidad de Vigo y Director de la Fundación Matrix, Investigación y Desarrollo Sostenible
Dr. Jorge Olcina*, Catedrático de Análisis Geográfico Regional y responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante
Dra. Carmen Grau*, Investigadora adjunta en el Institute for Sustainable Community and Risk Management de la Universidad de Waseda (Japón), especialista en prevención, gestión y reconstrucción de desastres
Dr. Carlos Artega*, Profesor de Geografía y especialista en inundaciones de la Universidad Autónoma de Madrid
Nemesio Castro, Capitán de la Marina Mercante y especialista en Emergencias. Autor del libro «La cultura de la catástrofe», sobre las inundaciones del 29-O en Valencia
* Integrantes del Grupo de Investigación Transdisciplinar en Prevención de Riesgos de Inundaciones Catastróficas (GIT – PRIC)
Fecha de publicación: 16/07/2025
Inundaciones catastróficas en la Comunidad Valenciana: comprensión y diagnóstico de sus causas
Extensión y cota de una inundación relámpago. El caso de Paiporta y aplicaciones preventivas
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