09 Feb Éxito del Programa de prácticas profesionales de investigación de la Fundación Matrix
La Fundación Matrix, Investigación y Desarrollo Sostenible inició en 2016 un programa de prácticas laborales de investigación con una duración de seis meses que ha sido muy exitoso. La visión de tres participantes demuestra su impacto. Los atributos de un enfoque innovador descubren las razones del éxito.
“En agosto de 2016 echaba a andar mi oportunidad en la Fundación Matrix. Medio ambiente y tecnologías de la información geográfica (TIG) unidos de la mano con el fin de realizar investigación, de estudiar nuestro entorno, de ayudar a protegerlo y dar a conocer a la sociedad sus fortalezas y debilidades. Comenzaba una etapa ilusionante”. Así lo describe César Vicente, geógrafo e ingeniero en geodesia y cartografía. Él considera que el programa de prácticas le ha dado la oportunidad de “evolucionar cualitativa y profesionalmente en tecnologías que considero de gran interés”, como aplicaciones de webmapping y de datos LiDAR. Cartografiar, evaluar y difundir mediante TIG el valor económico de los servicios ecosistémicos o la cantidad de carbono en la biomasa de ecosistemas forestales, son dos de los productos generados por César.
Para la bióloga Diana Íñigo, sin duda los resultados también han sido muy satisfactorios. Ha evaluado cómo la estructura del paisaje y la conectividad territorial condicionan la movilidad potencial de especies de mamíferos. “Entré sin experiencia, más allá de las prácticas obligatorias de los estudios, y salgo sabiendo aplicar muchos de los conocimientos adquiridos durante mi formación académica”, indica Diana. Además, añade, “he aprendido muchos conceptos científicos nuevos y, sobre todo, he aprendido a pensar de forma científica, recabar datos, analizar y saber sacar conclusiones de ellos”.
“Las prácticas laborales son una oportunidad estupenda para aquéllos jóvenes interesados en la investigación en ecología que deseen mejorar sus conocimientos, formación, currículum y obtener una experiencia de valor incalculable en un ambiente altamente exigente, eficiente y de máxima rigurosidad científica”, explica Carlos Martínez, también biólogo y con un Máster en Conservación. “En la Fundación Matrix se preocuparon por conocer mis intereses desde el primer momento y enfocaron mi trabajo en esa área” –recuerda Carlos–, y añade “durante el programa, he aprendido a realizar innumerables tareas, entre las que se encuentran: elaborar propuestas y proyectos de investigación; realizar un proyecto innovador; diseñar y planificar muestreos de campo; generar modelos de distribución de especies; profundizar en conocimientos técnicos de Sistemas de Información Geográfica (SIG), estadística y R aplicados al análisis datos y obtención de resultados; producir aplicaciones relevantes para la gestión y conservación de espacios naturales protegidos, y preparar una comunicación al Congreso Forestal Español (CFE). Carlos subraya: “el programa me ha permitido mejorar mis habilidades para colaborar con otros compañeros, aprender, enseñar, comunicar y liderar”. Carlos tiene madera de buen científico, modelizó la distribución de especies arbóreas con alta resolución espacial en dos parques naturales y proyectó estos modelos bajo distintos escenarios de cambio climático futuro. Los resultados obtenidos son reveladores: permiten identificar qué variables abióticas son más importantes para la distribución espacial de estas especies, determinar su área potencial y predecir su modificación por impacto del cambio climático.
Aprender a investigar investigando
Javier Montalvo, doctor en Ecología y Medio Ambiente y Profesor Titular de Ecología en la Universidad de Vigo, ha sido responsable del diseño, seguimiento y evaluación del programa de prácticas. Considera que el secreto del éxito es aprender haciendo, algo que siendo conocido, es poco aplicado. “Las prácticas para obtener un grado o un título de Máster, aunque son útiles, no son óptimas para un aprendizaje significativo en muchos casos”, apunta. Por una parte, continúa el profesor Montalvo, “porque son de tipo académico, su fin es completar los créditos exigidos en un plan de estudios”, por lo cual el número de horas asociado es insuficiente. Por otra, añade, “son ajenas al mundo real, sin remuneración ni una verdadera exigencia de calidad, plazos y resultados o productos”. Para este profesor, las prácticas en un ambiente laboral apropiado y una formación específica en investigación para los titulados interesados son imprescindibles para “ir más allá de obtener un título”, para una adecuada formación científica práctica –el programa exige al menos 600 horas de praxis– y para contribuir al impulso de la ciencia en nuestro país, ya que “España es uno de los países a la cola de la Unión Europea en número de empleos de I+D en relación al total de personas ocupadas y en gasto en I+D”, recuerda este ecólogo.
Ejercitar competencias de científico, es decir, leer artículos científicos, redactar documentos, preparar gráficas y tablas apropiadas, practicar la discusión ordenada y la comunicación eficaz, y resolver problemas, son algunas de las tareas desarrolladas en el programa. El mérito del aprendizaje es de aquéllos con una motivación innata y actitudes para progresar, el programa ofrece una oportunidad de esforzarse, ejercer competencias, equivocarse, aprender y contribuir a generar nuevos conocimientos. No todas las personas aceptan este reto, “parte de la educación y sociedad actual están condicionadas por una aspiración individual a alcanzar la zona de confort, síntoma de conformismo, un espejismo que choca con la tarea inherente al trabajo científico de traspasar la frontera del conocimiento”, añade el profesor Montalvo, quien considera que esta meta cooperativa y colectiva exige métodos alternativos de formación e inserción laboral en el siglo 21.
“El trabajo diario ha sido causa y consecuencia de la adquisición de nuevas perspectivas e ideas en la resolución de problemas y en la generación de nueva información mediante el uso de SIG”, comenta César. “El buen ambiente y la colaboración han reinado siempre en el equipo”, añade. Es un programa atractivo, formador de personas y profesionales, exigente y comprometido con el medio ambiente y la investigación, y meticuloso y perfeccionista en el método de trabajo. César destaca estas características distintivas del programa que “contrastan con la realidad laboral habitual predominante en el sector privado”.
Diana lo resume así: “hemos sacado adelante varios proyectos. El trabajo y esfuerzo han dado sus frutos. Me llevo estos seis meses como una muy buena experiencia en investigación, donde he aprendido mucho y conocido a gente realmente brillante”.
Aprendizaje colaborativo y valioso capital humano
Carlos explica: “no sólo he trabajado en un proyecto, sino que también he tenido la oportunidad de colaborar con otros compañeros y ser coautor de otro trabajo científico, lo cual ha enriquecido mi experiencia y me ha permitido aprender sobre diversos temas”. Compartir, enseñar, cooperar, son claves del éxito del programa.
Diana agradece al profesor Montalvo y a todos los compañeros y voluntarios de la Fundación Matrix “que han compartido estos meses conmigo, de los que he aprendido y con los que he compartido la experiencia”. “El networking con perfiles profesionales tan variados –indica Diana–, “nos ha permitido aprender de los demás intercambiando nuestros conocimientos”. Carlos recomienda a aquellos científicos jóvenes, con pasión por la investigación en ecología, ganas de trabajar, aprender y demostrar su valía, que soliciten estas prácticas: “gracias al buen trabajo del equipo, la Fundación Matrix ofrece posibilidades laborales de continuidad en investigación al finalizar el periodo de prácticas inicial”. Agradece profundamente a Matrix esta experiencia: “me ha hecho crecer mucho profesionalmente y espero seguir colaborando con la Fundación en el futuro”, concluye Carlos. César también muestra su gratitud a la Fundación Matrix por la oportunidad que le ha brindado y “por seguir confiando en mí ampliando mi contrato”.
Para el profesor Montalvo, quien ha acometido un seguimiento individualizado, y una evaluación pormenorizada con indicadores y productos de actividad, la meta de formación en investigación especializada ha sido superada, “hay tres comunicaciones científicas que se presentan en el CFE de 2017”. “Soy un humilde catalizador, he aplicado mi experiencia docente e investigadora”, relata al calificar su rol como coach de un equipo, una labor que describe así: “transferencia intergeneracional de conocimientos y experiencia realizada de un modo organizado”. “He aprendido con las aportaciones de Diana, César y Carlos”, añade el profesor. Sin duda se puede confiar en muchos otros jóvenes motivados por la investigación científica y el desarrollo de actitudes laborales profesionales.
La OCDE reconoce claramente la relevancia y los desafíos de la investigación científica ante el cambio climático, las amenazas para la biodiversidad o las limitaciones futuras en recursos naturales disponibles, entre otras tendencias que condicionan el desarrollo científico y económico en el futuro. En su informe ‘OCDE Science, Technology and Innovation Outlook 2016’, destaca como prospectiva de necesidad y limitaciones de la inversión pública en I+D, y el progreso hacia una ciencia más abierta y con participación de otros actores. Tras este programa de prácticas de investigación exitoso, la Fundación Matrix desplegará esta iniciativa integrada en el Programa de Investigación Ecológica y Territorial, previsto en su Plan de Actuación de 2017, y prevé su extensión mediante alianzas estratégicas y en años sucesivos.
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