26 Nov Riesgo de contaminación atmosférica difusa de los Espacios Naturales Protegidos de España

Riesgo de contaminación atmosférica difusa de los Espacios Naturales Protegidos de España

 

Los Espacios Naturales Protegidos (ENP) comprenden áreas terrestres o marinas que debido al reconocimiento de su patrimonio natural y a su biodiversidad disfrutan de un régimen especial de protección. Por este motivo, al imaginar estos espacios, solemos pensar en el interés ecológico y paisajístico que despiertan. Presumimos que son espacios inusualmente bellos, que mantienen valiosos recursos naturales, y además participan en procesos ecológicos vitales para el funcionamiento de la biosfera. Si a ello añadimos su valor estético y recreativo, imaginamos espacios idílicos con una alta calidad ambiental en los que será poco habitual vincularlos con episodios de contaminación atmosférica. Asociamos una atmósfera menos limpia a entornos urbanos o muy industrializados, porque se vincula a emisiones de fuentes puntuales más reconocibles, visibles o fáciles de detectar y cuantificar. Sin embargo, ¿el aire es siempre limpio fuera de las ciudades?, ¿existe contaminación del aire dentro de los ENP?, ¿a qué se debe?

 

Hay que tener en cuenta la existencia de emisiones contaminantes que deterioran la calidad del aire producidas por fuentes no puntuales o difusas. Son las procedentes de la combustión de calderas residenciales, del transporte por carretera, aviación, transporte marítimo o del sector agropecuario. Esta contaminación difusa es muy variable en el territorio. Para conocer la posible incidencia de estas emisiones en los ENP, se ha realizado en el marco del proyecto IMPACTSIG un análisis estadístico y geoespacial que permite evaluar el riesgo de contaminación atmosférica difusa de cada ENP.

 

Se han estudiado un total de 143 parques existentes en todo el territorio nacional (excepto Canarias). Entre los ENP incluidos destacan los parques nacionales, los parques naturales y los parques regionales.

Para estudiar cualquier riesgo, es imprescindible conocer e identificar las amenazas, así como la vulnerabilidad del medio o territorio de estudio. Se entiende por amenaza, el grado de exposición a un agente potencialmente dañino; en nuestro caso, las emisiones contaminantes de fuentes difusas presentes en un ENP.

La vulnerabilidad es la susceptibilidad intrínseca del medio a la amenaza, es decir, la fragilidad geofísica de un ENP a ser afectado por la presencia de las emisiones consideradas.

En otras palabras, el riesgo de contaminación difusa de un ENP se configura como un impacto potencial resultante de combinar tanto la exposición a las emisiones como su vulnerabilidad territorial debido a su configuración geoespacial (Figura 1).

 

Figura 1. Modelo conceptual de estimación del riesgo de contaminación atmosférica en espacios naturales protegidos.

 

Por tanto, la posibilidad de que exista un riesgo específico para la calidad del aire y en general la calidad ambiental, en un ENP depende de la presencia y distribución espacial de fuentes de emisión difusas en el territorio, de la cantidad de estas emisiones, y de las condiciones particulares atmosféricas y de relieve entre otras variables determinantes de su dispersión.

Se han considerado cinco tipos de contaminantes de fuentes difusas emitidas en el interior de los ENP: monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOx), amoniaco (NH3) y partículas en suspensión (PM10).

Estos contaminantes son habituales en el aire y provocan cambio en las condiciones físico-químicas desencadenando en ocasiones procesos de eutrofización, alterando en definitiva los ciclos biogeoquímicos. Existe además una relación estrecha entre la presencia de estos contaminantes y la salud y el bienestar de las personas, detectándose enfermedades respiratorias crónicas y la aparición o el agravamiento de enfermedades cerebrovasculares o procesos cancerígenos como refleja la publicación especializada Air Pollution Sources: Impacts and Controls (CAB International, 2019). Según la Organización Mundial de la Salud, se estima que 9 de cada 10 personas en el mundo respiran aire con altos niveles de contaminación, y aproximadamente 4,2 millones de personas mueren cada año por la exposición recurrente a estas emisiones.

Sotres, asentamiento del concejo asturiano de Cabrales, en el corazón del Parque Nacional de Picos de Europa.

Los ENP se han clasificado mediante métodos estadísticos multivariantes en cinco clases de acuerdo con su nivel de exposición a la contaminación difusa: muy baja, baja (con altas emisiones de NH3), baja-moderada, moderada (altas emisiones de SO2 y bajas de NH3), y alta (Figura 2). Alrededor del 85% de los parques presenta una exposición muy baja o baja, un 12% baja-moderada, y el 3% moderada o alta (solo cuatro parques).

Figura 2. Distribución de clases de exposición a la contaminación atmosférica difusa de ENP derivadas de una tipificación multivariante. Las cifras indican el número de parques nacionales y naturales. Fuente: elaboración propia con datos de emisiones de AEMA (2011).

 

Vulnerabilidad geoespacial de los Espacios Naturales Protegidos

Parque Nacional de Doñana.

Dentro de las variables que modulan la vulnerabilidad territorial a la contaminación atmosférica, se han escogido seis factores relevantes: la amplitud térmica, la humedad relativa del aire, el relieve, la velocidad del viento, la intensidad de precipitación y la media de días cubiertos al año. Estas variables geoespaciales físicas informan tanto de situaciones de inestabilidad atmosférica como pueden ser turbulencias o corrientes de convección que favorecen la dispersión de los contaminantes, o bien de situaciones de estabilidad atmosférica donde el aire en reposo favorece la persistencia de los contaminantes en el territorio. Por ejemplo, un relieve más o menos suaves puede facilitar la dispersión de los agentes contaminantes, siendo los territorios más abruptos posibles escenarios de acumulación.

De esta forma podrían existir ENP con un riesgo apreciable de contaminación, a pesar de tener bajas emisiones, si los contaminantes tienen la posibilidad de acumularse debido a los condicionantes geoespaciales del territorio (alta vulnerabilidad). Alternativamente, aunque en un ENP se registren emisiones elevadas, si las condiciones físicas favorecen la dispersión al territorio colindante (baja vulnerabilidad), el riesgo se atenúa (Figura 1).

Los ENP se han clasificado en cinco clases de vulnerabilidad a la contaminación difusa (muy baja, baja, media, alta o muy alta) siendo baja cuando las condiciones favorecen la dispersión de los contaminantes y alta cuando tienden a acumularse sobre el territorio estudiado. El 38% presenta una vulnerabilidad muy baja o baja, el 40% media y el 22% alta o muy alta.

De acuerdo con la categorización establecida, ¿cómo se distribuyen los parques españoles según su clase de exposición y su clase de vulnerabilidad? La respuesta permite conocer el riesgo de contaminación difusa de cada ENP, y se muestra en el mapa del visor cartográfico adjunto.

INTERACTIVO – Visor cartográfico: visualizar el mapa pulsando el botón de pantalla completa

 

A la hora de estimar el riesgo de contaminación difusa se han utilizado categorías cualitativas, combinando mediante un análisis espacial las clases de exposición y de vulnerabilidad de cada ENP definidas. Esto permite obtener cinco categorías de riesgo relativo: mínimo, bajo, moderado, severo y extremo.

Por ejemplo, el Parque Nacional de Sierra Nevada, compartido por las provincias de Granada (65% de la superficie) y Almería (el resto), tiene una vulnerabilidad muy alta por su menor amplitud térmica, velocidad del viento promedio muy baja y días cubiertos poco frecuentes. Sin embargo, su exposición a las emisiones es muy baja (Figura 3), por lo que su riesgo espacial de contaminación atmosférica difusa es moderado.

Figura 3. Emisiones de contaminantes atmosféricos de fuentes difusas en tres espacios naturales protegidos. Nótese la escala logarítmica. Fuente: elaboración propia con datos de emisiones de AEMA (2011).

 

Otro ejemplo muy interesante es el mencionado Parque Natural de la Serra de Collserola, cuyo riesgo de contaminación atmosférica difusa es extremo. Este parque destaca por estar expuesto a valores muy altos de todas las emisiones estudiadas debido principalmente a localizarse en la matriz territorial de una de las áreas urbanas más densas de Europa (Figura 3). Cuenta con cerca de 100 km de carreteras en su interior, incluyendo los 19 km de la Autopista de Montserrat, al que habría que sumar la influencia de las vías circundantes y del transporte marítimo por su proximidad al Puerto de Barcelona (6 km). Esto supone una exposición elevada a las emisiones producidas por el transporte, al que se añade las altas emisiones de partículas (PM10) y amoniaco (NH3) consecuencia de la alta actividad sector agropecuario en todo el territorio.

Parque Natural de Sa Dragonera (Mallorca).

Un ejemplo de riesgo de contaminación atmosférica difusa mínimo es el Parque Natural Lago de Sanabria y Sierras Segundera y de Porto (Zamora). Por su situación geográfica, paisaje y usos del suelo, presenta una exposición baja a las emisiones a lo largo de todo el año.

Cabe resaltar que la mayoría de los ENP se encuentran clasificados con una categoría de riesgo de contaminación atmosférica difusa mínimo o bajo (92 parques; 64% del total), 45 parques con riesgo moderado (32%), y, sólo seis parques con un rango de severo o extremo. En cualquier caso, la ubicación de estos espacios es un reflejo de la variabilidad que existe en la calidad del aire asociada a fuentes difusas en España. Como se puede apreciar en el mapa, los parques con menor riesgo se encuentran mayoritariamente distribuidos en las cuencas del Duero y del Guadalquivir, mientras que los parques con un riesgo moderado están próximos a la costa o límites peninsulares. La excepción es el Parque Nacional marítimo-terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia (riesgo mínimo), o los ENP de la Comunidad de Madrid (riesgo moderado).

Esta distribución deja entrever cómo puede cambiar el riesgo a lo largo del año, al variar la exposición y la vulnerabilidad con las estaciones. Por ejemplo, en verano aumenta la vulnerabilidad sobre todo en las áreas de la costa mediterránea debido a la mayor estabilidad ambiental (baja amplitud térmica, precipitación y viento casi anecdóticos) y a la presencia de brisa y calima. La brisa puede llegar hasta los 60 km desde la costa, acentuando la exposición a la contaminación en esas zonas si otras condiciones y la orografía son favorables. La calima favorece la acumulación de partículas e impide la difusión vertical del aire, siendo julio y agosto los meses en que su frecuencia es máxima, y el Alto Guadalquivir, con alrededor de 65 días de calima al año, la zona con mayor importancia de este fenómeno.

Parque Natural de la Serra de Collserola.

 

Parques singulares por su riesgo de contaminación

Conviene destacar que, aunque todos los ENP quedan incluidos en alguna de las categorías definidas, existen seis parques que presentan alguna condición especial por la cual se consideran ENP “singulares” por su riesgo de contaminación.

Es el caso del Parque Natural de la Serra de Collserola que, debido a sus elevadas emisiones en comparación con el resto de parques de España es el único ENP con la categoría de riesgo extremo. Situado en el área metropolitana de Barcelona urge atender esta situación, dado que recibe cinco millones de visitas al año. Próximo a este parque se encuentra el Parque Natural de la Muntanya de Montserrat, también en Barcelona, clasificado como de baja exposición a las emisiones salvo para el NH3, pues presenta las emisiones más elevadas de todos los parques como consecuencia de las actividades del sector agropecuario en su interior; alrededor de tres toneladas de NH3 por kilómetro cuadrado al año (Figura 3). Su categoría de riesgo es moderada.

En Andalucía se encuentra el área de Doñana, que comprende tanto el Parque Nacional de Doñana como el Parque Natural del Entorno de Doñana, así como el Parque Natural del Estrecho, cuya vulnerabilidad es baja o moderada durante todo el año, pero su exposición a las emisiones de SO2 y NOx es muy alta, procedentes del transporte por navegación de la zona (Figura 4). El Puerto Bahía de Algeciras encabeza el ranking de puertos de España por tráfico total de mercancías y es el primero del mar Mediterráneo, con cerca de 29.000 buques mercantes al año, un hecho que permite comprender el nivel de emisiones.

 

Figura 4. Emisiones de contaminantes atmosféricos de fuentes difusas en tres espacios naturales protegidos. Nótese la escala logarítmica. Fuente: elaboración propia con datos de emisiones de AEMA (2011).

Finalmente, entre los parques singulares debe destacarse el Parque Natural de Sa Dragonera, un ENP marítimo-terrestre que incluye los islotes de Pentaleu y Mitjana además de la isla de Sa Dragonera, situado al suroeste de Mallorca. Es el único parque estudiado sin emisiones. Como consecuencia, su riesgo de contaminación atmosférica difusa es nulo, independientemente de su vulnerabilidad territorial. Curiosamente, Sa Dragonera se mantiene gracias a una movilización popular en contra del intento de urbanización hace más de 40 años.

 

Planificación y gestión: aplicaciones

La categorización del riesgo de contaminación difusa aplicada a un territorio es vital para mejorar las estrategias de planificación y gestión, máxime en ENP. Un mapa de riesgo de la contaminación atmosférica es más que un mapa de emisiones contaminantes del aire: describe la distribución espacial de categorías de riesgo relativo de potenciales impactos asociados a la contaminación atmosférica, y puede servir para identificar y evaluar otras amenazas conocidas o no sobre el medio natural.

La monitorización de la calidad del aire mediante estaciones puntuales en parques nacionales españoles ofrece resultados que indican una baja concentración de contaminantes. No obstante, las concentraciones más altas de PM10 se observan en parques con fuentes difusas relevantes y proceden de áreas urbanas extensas próximas o del transporte por carretera.

La evaluación realizada en el presente estudio es geoespacial y de riesgos. Es decir, es relativa a toda la superficie de un parque y no a una estación de control de calidad del aire puntual. Al basarse en las emisiones difusas asociadas a los componentes del paisaje, ofrece una perspectiva útil para la planificación en el ámbito territorial de un ENP. Sin un conocimiento espacial apropiado y una evaluación objetiva de riesgos, cualquier amenaza puede ser sobrevalorada o ignorada.

Solo se ha considerado la influencia sobre la calidad del aire de las emisiones difusas, cuyo interés específico a menudo es ignorado. No se ha considerado el efecto de emisiones puntuales industriales ni su posible dispersión hacia ENP. Tampoco se han considerado los efectos del depósito de algunos contaminantes atmosféricos, asociado a la precipitación o a la estabilidad atmosférica, por ejemplo, sobre el suelo y la vegetación. Ni tampoco la vulnerabilidad específica de los componentes biológicos o propiedades de los ecosistemas de un ENP.

Los resultados obtenidos son relevantes para la planificación y gestión de los ENP. En todo caso, las emisiones difusas expresan los usos culturales en el ENP y debe vigilarse que no comprometan sus valores y procesos naturales

La Fundación Matrix mediante esta investigación aplicada contribuye al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Expresa su compromiso en particular con el ODS11, Ciudades y Comunidades Sostenibles, que promueve una atmósfera más limpia ligado al uso del transporte en los asentamientos humanos, y el ODS15, Vida de Ecosistemas Terrestres, que impulsa la conservación de hábitats naturales y acciones para reducir la degradación y pérdida de biodiversidad.

Gda. Noemi Núñez Cea, Investigadora de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)

Gda. Ana Morán Olivenza, Investigadora de la Fundación Matrix

Dr. Belén Acosta Gallo, Profesora de Ecología de la UCM

Dr. Javier Montalvo, Profesor de Ecología de la Universidad de Vigo y Director de la Fundación Matrix

Artículo divulgativo de resultados de investigación del Proyecto IMPACTSIG, cofinanciado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y realizado por la Fundación Matrix con la colaboración de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Vigo.

Otro artículo:

Contaminación atmosférica difusa en España: evaluación por municipios

Sin Comentarios

Publica un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, clicar el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies