22 May Sensibilización eficaz de adolescentes en Badajoz

TALLERES EDUCATIVOS CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Sensibilización eficaz de adolescentes en Badajoz

Los alumnos de 3º y 4º de la ESO del Colegio Diocesano San Antón de Badajoz y del Colegio Nuestra Señora del Carmen de Puebla de la Calzada han participado de forma activa en la experiencia de teatro foro desarrollada por los actores de Teatrosfera. Esta actividad de sensibilización y educativa forma parte del Programa PROMUJER de la Fundación Matrix, que cuenta con el apoyo del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Las valoraciones recibidas de esta actividad indican un notable impacto sobre la percepción de los adolescentes de la violencia contra las mujeres. La gran mayoría de alumnos valora especialmente el uso del teatro foro como herramienta de sensibilización y la utilidad de su propia participación para mostrar distintos ejemplos de situaciones reales de violencia en las relaciones de pareja.

La directiva del Colegio Diocesano San Antón de Badajoz está muy sensibilizada respecto a los casos de violencia contra la mujer. Por ello, a lo largo del presente curso han realizado diversas acciones educativas para concienciar del problema a los alumnos de segundo ciclo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), que comprende edades entre los 13 y los 16 años. Pero ésta de teatro foro, realizada el 21 de mayo, es muy diferente a todo lo que conocían, según los propios alumnos. Los profesores del centro también han valorado muy positivamente la originalidad de la propuesta y su carácter vivencial y participativo.

El Colegio Nuestra Señora del Carmen, de Puebla de la Calzada, una localidad de unos 6.000 habitantes de la provincia de Badajoz, recibió el taller con mucha expectación. Los alumnos de 3º y 4º se mostraban un poco menos participativos que en el caso del centro anterior, pero mantuvieron muy activa la atención durante todo el taller y comentaron que el impacto de la actividad había sido muy significativo para ellos.

Reacciones ante la violencia

Antes de realizar el taller se pacta con los centros que no avisen a los alumnos de la realización de una actividad sobre violencia de género. Es una manera de evitar los prejuicios y comentarios previos y de incrementar el impacto de la primera escena. Dos conferenciantes, un hombre y una mujer, se dirigen a los alumnos para informar de la realización de una charla sobre redes sociales, pero momentos después acontece de forma súbita una escena de maltrato contra ella.

Los alumnos siempre reaccionan de forma similar: asombro al principio, que se manifiesta con un incómodo silencio en la sala, y después un aluvión de comentarios llenos de rabia. Los actores vuelven a la sala y explican que es una escena de teatro, pero que podría haber pasado en la vida real. Y les preguntan: ¿cómo os habéis sentido? Los comentarios siempre son similares: “He sentido miedo”, también “rabia”, “impotencia”, “quería hacer algo, pero no sabía qué, una situación muy incómoda”.

Tras este estímulo emocional, vivencial, la siguiente pregunta es: “¿Qué puedes hacer cuando presencias una escena así”?

En el caso de estos dos centros la respuesta ha sido bastante unánime. “Hay que frenarlo a él y decirle que así no la puede tratar”. Se propone que participe algún voluntario para probar qué pasaría si se realiza esta acción.

En el Colegio San Antón se ofrece un chico para probar. Intenta pararlo y le empuja; el agresor reacciona y la escala de violencia se acrecienta. En el centro de Puebla de la Calzada una alumna dice “ya salgo yo a pararle los pies”, pero la violencia también se amplifica. Los actores interrumpen la acción para reflexionar sobre el hecho de que la violencia no puede frenarse con el uso de la violencia. Algunos alumnos proponen otras soluciones, como llamar a la policía o al número telefónico específico para la violencia de género.

Después de debatir sobre las posibles soluciones cuando presenciamos una escena de violencia en un lugar público, se analizó el caso de cada personaje. Para ello, los actores interpretaron un monólogo en el cuál dan a conocer algo más de los factores emocionales que desencadenan el comportamiento del agresor y el de la víctima. El monólogo de él muestra a un hombre angustiado, celoso, con baja autoestima, necesidad de control y miedo a quedarse solo. El monólogo de ella descubre que se menosprecia y se culpa, y que está sometida a un ciclo de violencia y aislamiento del que no sabe cómo salir.

Tras analizar las emociones de los personajes, que en el caso del Colegio San Antón ocasionó un intenso debate, se propusieron soluciones posibles y herramientas que la sociedad en general puede emplear para ayudar a solucionar este problema y minimizar sus consecuencias.

Micromachismos, el primer escalón

La última fase del taller implica una participación muy activa de los alumnos. Es una iniciativa educativa que valoran muy positivamente. Los adolescentes proponen situaciones cercanas y cotidianas que pueden desembocar en conflictos en las relaciones interpersonales. Y ellos mismos las representan, las escenifican.

Una de las propuestas de los alumnos de Badajoz fue la de una pareja en la cual la chica le da un “like” en Facebook a la foto de un compañero de clase. El chico (su pareja) le recrimina este comportamiento. El objetivo de ella en la improvisación era defender el derecho a mantener su espacio de intimidad y a decidir por sí misma, sin necesidad de “pedir permiso” por cualquier cosa a su pareja. El objetivo de él era hacerle sentir culpable, y para ello utilizó tácticas de chantaje emocional con frases como “¿acaso no me quieres?”, “¿te gusta más él que yo?”, “vas a dejarme…”, etc. El ejercicio mostró que en los adolescentes existe una dificultad de comunicación desde el respeto, sin recurrir a la violencia verbal, y faltan argumentos para defender un espacio propio en el cual su pareja no tiene derecho a entrar.

También se propuso un caso en el cual ella quería salir con sus amigas mientras él tenía que quedarse en casa para hacer los deberes. Ella tenía como objetivo lograr hacer lo que ella quería sin caer en el chantaje y sin sentirse culpable. Él debía conseguir que no saliera y se quedara con él haciendo los deberes. En este ejercicio se trabajó con la comunicación asertiva, a partir de la escucha a los problemas de la otra persona, pero manteniendo firme tu decisión inicial.

En el centro de Puebla de la Calzada se propuso una improvisación con una pareja en la cual ella salía a la calle con un short muy corto y a él no le gustaba. En este caso, ella defendió con argumentos muy sólidos su derecho a elegir por sí misma la ropa que usaba. Él no tuvo argumentos para rebatirla.

Las improvisaciones ayudaron a identificar las situaciones en las cuales se ejerce un control sobre la otra persona utilizando tácticas de manipulación que no desdeñan la intención de hacer daño. Si no se identifican y resuelven estas situaciones conflictivas de control, que son ejemplos de micromachismo, pueden ser un primer escalón hacia fases de la relación en las cuales la agresividad psicológica o de control se suceden en una progresión creciente y preocupante.

Al finalizar el taller, tanto el alumnado como los profesores valoraron de forma muy positiva la actividad del Programa PROMUJER. Promueve un aprendizaje vivo que aporta a los alumnos recursos para enfrentar situaciones de violencia que se puedan manifestar en sus futuras relaciones interpersonales.

Sin Comentarios

Publica un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, clicar el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies