30 Oct Violencia contra la mujer en España: tendencias de variación temporal
Violencia contra la mujer en España: tendencias de variación temporal
Ocho de cada mil mujeres sufrieron algún tipo de violencia machista en España en 2017 y la denunciaron. Al menos, pues no todas las mujeres denuncian ante los órganos judiciales. Es la cifra más alta alcanzada por este indicador desde que existen registros fiables, hace 11 años. La prevalencia de la violencia contra la mujer ha aumentado en los últimos cinco años, y es alrededor de un 30% más alta que en 2007. Prevenir esta forma de violencia requiere un conocimiento de su variación temporal. En los meses de verano se incrementa la tasa de denuncias por violencia de género con respecto a los de otoño e invierno. Gracias a los datos más recientes del Consejo General del Poder Judicial y de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, los autores abordan de un modo riguroso y novedoso este problema que afecta a todos.
La violencia contra la mujer es un fenómeno muy heterogéneo en el territorio. Así lo demuestran los patrones geográficos que describen su variabilidad en España usando como indicador estadístico la tasa anual de denuncias de mujeres de 15 años o más en el ámbito territorial definido por los partidos judiciales. El valor promedio de la proporción de mujeres que sufren violencia y lo manifiestan en los últimos once años a escala nacional es casi siete casos por cada mil mujeres (6,7‰).
¿Cómo varía en el tiempo este tipo de violencia? Usando el mismo conjunto de alrededor de un millón y medio de denuncias por violencia contra la mujer, los datos disponibles más recientes a escala anual recopilados por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, la Fundación Matrix y la Universidad de Vigo han obtenido varias respuestas en el marco del Programa PROMUJER.
Los últimos años han sido, sin lugar a dudas, de especial importancia en la lucha contra la discriminación y la violencia contra la mujer, tanto en España como en el resto del mundo. Nos encontramos, además, en un contexto de rápidos cambios económicos y políticos, en ocasiones incluso convulsos. Todos estos cambios e hitos, aunque recientes, han podido dejar ya su impronta en las tasas de violencia contra la mujer.
La tasa de denuncias ha aumentado en España en los últimos cuatro años. La Figura 1 muestra los datos anuales –agregados para todo el territorio nacional– del periodo 2007-2017. Se aprecia un importante cambio de tendencia temporal, con una ligera disminución de la tasa anual de denuncias hasta 2013, y después una tendencia al alza que se intensifica de forma notable desde 2015, alcanzando en 2017 la cifra más alta nunca registrada, un valor de 8,2‰, año en que el CGPJ ha registrado 166.620 denuncias en los juzgados españoles. Esta tendencia se observa tanto en el ámbito rural como en el urbano, aunque en este último la tendencia de aumento en el último periodo es algo más pronunciada. La mayor tasa de violencia urbana se asocia a la edad media poblacional, más joven que la rural.
No obstante, un 8,2‰ es con toda seguridad una infraestimación de la magnitud real de la violencia contra la mujer en la sociedad española. Si no se denuncia, la tasa registrada refleja una prevalencia inferior a la realidad. Un ejemplo lo puede aclarar. Si solo denunciara una de cada cinco mujeres, la tasa anual de violencia real sería el quíntuple.
La tendencia de aumento reciente (2013-2017) de la tasa de denuncias, que es estadísticamente significativa respecto a la variación en el periodo previo, supone la presentación de cinco denuncias más al año por cada 10.000 mujeres en el conjunto de España. Esta tendencia promedio equivale a la interposición de unas 10.000 denuncias más al año, al menos, en el último quinquenio. Sin embargo, esta tendencia de incremento anual de la tasa de denuncias no es uniforme, se intensifica en los últimos años. El número de denuncias de 2017 aumentó en 23.367 respecto al total presentado en 2016.
Los datos de estadística de criminalidad del Ministerio del Interior, basado en los hechos conocidos en su propio lugar de ocurrencia por los cuerpos policiales, también sugieren que existe un aumento reciente de la violencia de género. En España, el número total de hechos graves por este tipo de violencia denunciados por personas en los cuales manifiestan ser víctimas –no el número de víctimas– en 2017 es 63.375, un 14% superior al registrado en 2013. Por otra parte, los datos de protección de las mujeres maltratadas del Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (Sistema VioGén), de la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior, que considera caso al número de agresiones de una víctima por el mismo o distinto maltratador, indican que estos han aumentado en España más de un 40% entre 2013 y 2017.
Son varios los factores que pueden causar un cambio temporal en la tasa de denuncias por violencia de género. Uno de los que más pueden influir en la población son de origen legislativo, una sensibilización siempre impulsada por los medios de comunicación. La aprobación de la Ley 1/2004 de medidas de protección integral contra la violencia de género, o la Ley 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, representan una iniciativa de la Administración Pública contra las diferentes expresiones e impactos del machismo. Se interpreta que la variación temporal de la tasa de denuncias sobre este tipo delictivo, puede reflejarse en algunos hitos, como por ejemplo, el pico de 2008 (Figura 1), un aumento de la proporción de denuncias que podría atribuirse a la normativa mencionada.
Durante el periodo 2007-2017 los medios de comunicación se han hecho eco de los casos de violencia contra las mujeres, sobre todo de aquellos que acaban con la muerte de la víctima. Entre 2007 y 2017, según el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades (IMIO), aproximadamente cinco mujeres al mes murieron a manos de su compañero o ex compañero sentimental. La información de estos sucesos difundida a través de los diferentes medios crea un conocimiento y una alerta en la población que la hace más propensa a la denuncia en caso propio o ajeno incluso.
Por otra parte, a partir de 2014, se comienza a percibir la recuperación tras la crisis económica en España, y aparece una tendencia de creación de empleo. Esta circunstancia se traduce en un mayor consumo, pero también en más autonomía o independencia económica para las personas, que posibilitan la salida de situaciones de maltrato que antes no se planteaban. Quizá toda la coyuntura socioeconómica generada en los últimos años propicia el aumento de la proporción de mujeres que denuncian el maltrato machista, ya sea por la mayor visibilización de esta violencia desde el aparato legislativo o por la acción institucional y de otros actores sociales.
Hay que tener en cuenta, además, que el aumento de las órdenes de protección (solicitadas y concedidas) y de sentencias condenatorias, la reducción reducción del número de denuncias que se archivan, las numerosas campañas institucionales de sensibilización, la información del teléfono 016 impulsado por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, entre otras circunstancias, ayudan a percibir la gravedad del problema social y probablemente a impulsar la denuncia. Ángeles Carmona, Presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género (CGPJ), considera que el incremento de las denuncias no significa necesariamente que existan más casos, sino que las mujeres se atreven a denunciar, “para una mujer que se encuentra en una escalada de violencia, denunciar es un acto de heroísmo y la única manera de poner en marcha el mecanismo de protección”.
En esta línea, es positivo el Pacto de Estado contra la Violencia de Género suscrito por Grupos Parlamentarios, Comunidades Autónomas y Entidades Locales representadas en la Federación Española de Municipios y Provincias, en diciembre del 2017. Entre otras medidas incluso promueve identificar y atender a las víctimas de violencia de género con independencia de la interposición de denuncia.
Variación estacional de las denuncias
La Figura 2 aumenta la resolución temporal de examen del fenómeno de violencia contra la mujer. Describe el cambio intra-anual de la tasa de denuncias, considerando la información trimestral disponible desde el 2009. Existe un patrón de fluctuación cíclica muy marcado, con valores más altos en el tercer trimestre (verano). Este patrón estacional se sintetiza en los valores trimestrales promedio del periodo (Figura 3). La tasa de otoño (cuarto trimestre) e invierno (cuarto trimestre) es 1,6‰, frente a un promedio de 1,75‰ en verano (tercer trimestre), una diferencia pequeña aunque significativa en sentido estadístico, casi un 10% superior, y que muestra una frecuencia muy regular en el periodo 2009-2017. La estacionalidad supone un incremento promedio de 15 denuncias más por cada 100.000 mujeres en verano respecto a otoño e invierno. Son varios los posibles factores subyacentes a esta variación cíclica, de tipo social, económico y ambiental, pero quizá este último en combinación con otros es particularmente relevante. Un aumento de la tasa de denuncias asociado al incremento de la temperatura estival sería consistente con el patrón geográfico a escala nacional de correlación entre la temperatura media anual y esta tasa de violencia.
La gráfica de la Figura 2 nos permite confirmar dos realidades respecto la variación temporal en la tasa de denuncias por violencia contra la mujer en España. La primera es que en el periodo de 2009-2013 existe una tendencia decreciente de la tasa de denuncias, y que cambia a partir de 2014, año a partir del cual no solo aumenta si no que lo hace en un modo muy intenso. La segunda realidad es que se mantienen los cambios estacionales, y que la tasa trimestral de denuncias más alta jamás registrada en España ha sido en el verano de 2017.
No se conoce una descripción previa de este patrón regular estacional de violencia contra la mujer en España. Sin embargo, por ejemplo, en Australia se ha descrito una variación estacional de violencia doméstica, con picos en verano. De hecho, los psicólogos consideran la hipótesis de la temperatura-agresión, según la cual la motivación y el comportamiento agresivo se disparan por la incomodidad asociada al incremento de la temperatura en determinadas circunstancias.
En todo caso, los factores que motivan o no la interposición de una denuncia por violencia de género son muy variados o idiosincráticos. Algunos son comunes a todas las localidades, por ejemplo, el incremento estival coincide con un periodo en el que habitualmente es mayor el tiempo de convivencia en pareja. Esta circunstancia conlleva más oportunidades para que el maltratador ejerza este tipo de violencia y para que la víctima la sufra. Épocas como las navidades, las vacaciones de semana santa o el verano, son momentos en los que una pareja o familia comparte más tiempo juntos, la rutina desaparece, los tiempos no están tan marcados y es necesario reorganizarse constantemente. Además, habitualmente existen una serie de compromisos a los que acudir y a veces generan asperezas y tensiones en las relaciones de pareja. Todo ello propicia un ambiente en el que las señales de maltrato pueden hacerse más intensas, visibles e identificables, lo que a su vez podría motivar la denuncia. Otros factores que pueden contribuir son socioculturales, como hábitos de comportamiento, o psicosociales.
Un análisis por Comunidades Autónomas (CCAA) revela interesantes disparidades en la estacionalidad de la violencia contra la mujer, y proporciona pistas sobre los posibles motivos de los picos de denuncias en verano (Figura 4). Es decir, más allá de las diferencias evidentes entre la intensidad de la violencia entre CCAA, destacan los contrastes en cuanto a la amplitud del ciclo, es decir, la magnitud de las oscilaciones intra-anuales. Baleares, además de sufrir la tasa trimestral de denuncias más alta, muestra unos picos extraordinarios en verano, seguidos de fuertes descensos en los periodos de otoño e invierno. Patrones similares muestran la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia. En el extremo contrario aparecen CCAA como Galicia que, además de presentar tasas más bajas, tiene fluctuaciones menos acusadas y asociadas al tercer trimestre. Otras CCAA, como Castilla y León y País Vasco, presentan características semejantes.
El hecho es que la tasa de denuncias por violencia de género no siga un mismo patrón estacional en las diferentes CCAA resulta probablemente de la influencia de distintos factores de riesgo en los territorios. Por una parte, el calor estival o la actividad de turismo son más notables en algunas CCAA. Por otra, pueden influir otros múltiples factores socioeconómicos, generales o específicos, y su interacción entre ellos. Por ejemplo, el grado industrialización, la calidad del empleo existente, los niveles de renta, o el origen de la población, entre otros factores de riesgo potenciales, como la edad poblacional, que está asociada a la variación territorial de la magnitud de la violencia contra la mujer.
Variación temporal de las víctimas mortales
Sobre la frecuencia relativa de víctimas mortales por violencia contra la mujer, es más difícil obtener conclusiones claras por la irregularidad espacio-temporal de este tipo de violencia. Sin embargo, los análisis muestran una tendencia de disminución temporal estadísticamente significativa (Figura 5). Aunque más lenta de lo deseable, entre 2003 y 2017 existe una tendencia promedio de reducción al año de 0,1 víctimas por millón de mujeres, lo que supone, aproximadamente, dos muertes menos al año a lo largo del periodo mencionado. Esta estimación, no obstante, es extraordinariamente variable interanualmente, y se suceden años especialmente trágicos en este sentido.
La variabilidad mensual y estacional de la tasa de víctimas mortales a escala nacional es algo más errática (Figura 6), debido a que es una variable con menos registros y más dispersos geográfica y temporalmente. Aun así, el mes de julio es el que presenta la mayor tasa de víctimas mortales de todo el periodo del que se dispone de datos (2003-2017), con un total de 88 mujeres (media mensual de casi 0,3 víctima por millón de mujeres de 15 años o más). La cifra de agosto es también de las más trágicas (total de 81 víctimas; tasa mensual de 0,27 víctimas por millón). Por trimestres, es el verano el que muestra un mayor valor medio (total de 237 víctimas; 0,79 víctimas por millón). Las diferencias entre valores promedio por meses o trimestres, sin embargo, no son significativas en sentido estadístico, al contrario que en el caso de la tasa de denuncias (Figura 3), y no es oportuno extraer conclusiones precipitadas.
Sin duda, conocer la variabilidad temporal de la violencia contra la mujer es útil. Los resultados de la investigación evidencian patrones temporales muy relevantes para erradicar esta violencia. No comprendemos aún todos los factores subyacentes ni su interacción, pero la alta prevalencia de la violencia machista en España, su incremento reciente y su heterogeneidad territorial urgen una planificación estratégica y adaptativa, y quizá revisión de criterios y ampliación de medidas preventivas específicas por las Administraciones Públicas. Por ejemplo, conocer la variación espacio-temporal es importante para definir protocolos diferenciales de alerta o atención temprana en las áreas geográficas y periodos de mayor riesgo.
Denunciar no es suficiente porque la cultura machista está muy arraigada en nuestra sociedad. Pilar Llop, jueza especialista en violencia contra la mujer y delegada del Gobierno para la Violencia de Género, menciona el estereotipo “las mujeres mienten cuando denuncian, porque quieren obtener beneficios, como por ejemplo en un procedimiento de divorcio”. Considera necesario que jueces y fiscales tengan una formación especializada en perspectiva de género para abordar esta violencia sin estereotipos.
A los resultados de investigación del Programa PROMUJER de la Fundación Matrix, apoyado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, se añade el impacto positivo de los talleres educativos de prevención de la violencia de género para adolescentes. Alcanzar la igualdad de género es un reto social de primer orden y probablemente el medio más eficaz para prevenir la violencia contra la mujer.
Mtr. Sandra Tilve, Coordinadora del Área de Igualdad y Bienestar Social de la Fundación Matrix
Mtr. Pablo Montoya, Coordinador del Área de Estadística de la Fundación Matrix
Dr. Javier Montalvo, Profesor de la Universidad de Vigo y Director de la Fundación Matrix
Artículo divulgativo de resultados de investigación del Programa PROMUJER, cofinanciado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, realizados por la Fundación Matrix con la colaboración de la Universidad de Vigo.
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