07 Dic Cultivo de maíz en Galicia: importancia estratégica y caracterización pionera de variedades tradicionales
PROYECTO AGRIECO
Cultivo de maíz en Galicia: importancia estratégica y caracterización pionera de variedades tradicionales
En Galicia se cultivaban más de 700 variedades tradicionales de maíz para grano. El abandono agrario y la agricultura industrial desterraron la mayoría de ellas del paisaje y los usos para la alimentación humana. Carecemos de un conocimiento científico apropiado de las cualidades de esta agrobiodiversidad amenazada de extinción, aunque pueda ser valiosa para la agricultura ecológica y la adaptación al cambio climático. Los autores demuestran la importancia estratégica del cultivo de maíz en Galicia. Una caracterización fenotípica de 20 variedades tradicionales de maíz gallegas demostró una alta variabilidad en la calidad de sus granos, con tamaños muy contrastados entre algunas, que sugiere diferencias adaptativas al ambiente local. Son resultados del proyecto AGRIECO realizado por la Fundación Matrix, y apoyado por el MITERD, publicados recientemente en un artículo en la revista científica AGROFOR International Journal.
Las variedades de maíz (‘millo’ en gallego) tradicionales se originaron en Galicia en innumerables áreas con suelos fértiles y un aprovechamiento agrícola situadas en valles abiertos, en especial en terrenos bajos y llanos. En un clima húmedo y de temperaturas suaves, aunque también en muchos lugares del interior con un clima más frío y continental. Los habitantes de las aldeas gallegas descubrieron en esta especie vegetal domesticada venida de América una valiosa opción alimentaria. Era relativamente productiva, fácil de cultivar y cosechar, y una alternativa de cultivo, y con un ciclo más corto, a otros cereales que en gran parte reemplazó.
Así el maíz encontró un sitio en el conjunto de pequeñas parcelas (‘leiras’) que configuraban las ‘agras’ o ‘agros’, extensiones de tierras de labranza con cierre perimetral. El cultivo de maíz transformó el paisaje rural gallego, mudando su identidad cultural. Sin duda hoy podemos considerarlo una innovación radical en el espacio de producción agrícola. Además, era un sistema de producción de alimentos extensivo, respetuoso con el medio ambiente.
Desde que se introdujo el maíz en 1630, tuvo lugar un proceso de mejora genética asociado a una agricultura de autoconsumo o subsistencia. El proceso de selección empírica del campesinado, que se extendió unos 300 años, originó numerosas variedades o poblaciones locales de maíz. El resultado de esta selección no es otro que el aumento progresivo de la proporción de genes con características deseadas, como los determinantes de un mayor rendimiento o un mejor ajuste al ambiente local, entre otras características agronómicas y ecológicas.
Probablemente resultó de una introducción local, simultánea o sucesiva, de diferentes variedades de maíz americanas que se aclimataron a unas condiciones ambientales distintas de su lugar de procedencia, como por ejemplo una mayor amplitud térmica anual, gracias a un proceso de selección asociado a su cultivo anual reiterativo. Además, este proceso se acompañó de intercambios de mazorcas entre campesinos de aldeas vecinas, y también la importación de algunas variedades de maíz ya apreciadas en otras partes de Galicia. También fue propiciado por el cultivo de maíz y selección local en numerosas aldeas relativamente aisladas entre sí. No puede descartarse que en algunos casos haya existido hibridación entre algunas variedades locales.
La utilización para la siembra de los granos producidos por los campesinos, de las propias semillas originadas localmente, fue clave. Ayudó al desarrollo y mantenimiento durante generaciones de estas variedades locales con su inherente variabilidad genética. Estas variedades gallegas se presuponen distintas y adaptadas a su ambiente local de cultivo (procedencia), aunque su caracterización y comparación requiere estudios genéticos y fenotípicos.
Fruto de este proceso de selección, en la primera mitad del siglo XX aún se cultivaban en una superficie extensa de Galicia diferentes variedades de maíz de grano liso o dentado, y de colores amarillo, blanco, rojo oscuro o negro, entre otros. A veces las variedades coexistían en los cultivos de las agras de la misma aldea o de aldeas vecinas. Es el caso de un maíz blanco (‘millo branco’) de la parroquia de Coiro (Cangas) y de un maíz negro (‘millo corvo’) de la aldea de Meiro (Bueu), localidades vecinas de la península del Morrazo (Pontevedra). La coexistencia de diferentes variedades locales de maíz dentro de una misma región refleja su adaptación agronómica a diferentes ambientes y usos.
El contenido de almidón de los granos de algunas variedades locales de maíz permitía varios usos alimentarios, entre ellos la panificación, y así nació el pan de ‘millo’. La fiesta del ‘millo corvo’ en Meiro (Bueu), evento gastronómico declarado de interés turístico desde 2009, es una muestra de este uso. Otra es la romería del ‘pan de millo’, celebrada desde 1986 en la parroquia viguesa de Cabral, donde se consumieron casi dos toneladas de este pan hecho con harina de maíz amarillo en 2022. Son también muy apreciadas gastronómicamente las empanadas de ‘millo’ con ‘xoubas’ (sardinas de menos de 14 cm) o ‘millo’ con ‘zamburiñas’ (molusco menor que las vieras).
El maíz era un recurso también para la alimentación animal: gallinas y ganado vacuno y porcino.
Hórreos o ‘canastros’, construcciones para el secado y almacenamiento del maíz cosechado, y molinos de agua, para transformar los granos en harina, son testigos de un rico patrimonio etnográfico extendido por toda la geografía gallega asociado a este cultivo tradicional.
En Galicia el ciclo de cultivo del maíz empezaba con la siembra en primavera de granos de producción propia, seguido del cultivo sin riego (cultivo de secano) o con riegos de refuerzo en localidades meridionales, cosecha manual de espigas con mazorcas en otoño, secado y conservación de mazorcas en hórreos, y desgranado para usos alimentarios y siembra, cerrando el ciclo. En los campos se construían ‘palleiros’, estructuras cónicas de paja de maíz seca cuya finalidad era su conservación para el uso como camas de ganado.
Variedades gallegas y maíces híbridos
Una característica distintiva de las variedades de maíz tradicionales de Galicia, también denominadas locales o autóctonas, es su origen por polinización libre. Es decir, que la reproducción es natural y sin control de la fuente de polen (progenitor masculino). Por eso se pueden utilizar las semillas producidas por el propio agricultor para la siguiente siembra. Su diversidad genética es mayor que la de las variedades de maíz híbrido modernas, de amplio uso y de origen comercial, cuya base genética es muy estrecha.
Los tipos o variedades de maíz híbrido también son resultado de la mejora genética profesional convencional. Sobresalen por su mayor rendimiento, efecto del conocido ‘vigor hibrido’. Su origen es por polinización controlada dirigida a conseguir determinadas características de interés agronómico, como calidad del grano, ciclo de maduración y rendimiento del cultivo, entre otras. Este origen, precisamente, determina que sus características se mantengan sólo una generación, hecho que impide utilizar las semillas producidas por un maíz híbrido para la siguiente siembra, pues no se mantendría la calidad y rendimiento del propio híbrido. Su uniformidad genética es mayor que la propia de las variedades tradicionales.
La procedencia de la mayoría del maíz híbrido, y de su germoplasma progenitor, es el ‘Corn Belt’, una región de Estados Unidos. La agricultura con maíz híbrido es industrial. Requiere el uso intensivo de fertilizantes químicos, insecticidas y herbicidas para asegurar su alta producción. El riesgo de mala cosecha con variedades híbridas de maíz es mayor que usando las variedades locales de polinización libre si las condiciones ambientales son deficientes.
Existen cientos de tipos de maíz híbridos. Muchas empresas productoras de semillas pugnan por innovar y vender granos de maíz híbrido para la siembra. Este impulso y éxito comercial ha contribuido a la sustitución de las variedades tradicionales de maíz donde aún se cultivaban. La desaparición de las variedades tradicionales también es resultado del importante abandono agrario, consecuencia de la despoblación y envejecimiento demográfico de amplias partes de Galicia rural. Hoy existen al menos 100.000 ha de tierras abandonadas cubiertas de matorral cuya aptitud para el cultivo de maíz es buena o muy buena.
Cambios en la superficie cultivada de maíz
Los maíces híbridos hoy son el tipo predominante en Galicia y a nivel estatal, con el 95% y 98% de la superficie cultivada, respectivamente.
A principios del siglo XX, la superficie de maíz para grano en Galicia, exclusivamente con variedades tradicionales y sin mecanización del cultivo, superaba las 250.000 ha. Desde entonces, tras 116 años, el declive ha sido espectacular, pues se ha perdido el 94% de la superficie original (Figura 1). Hoy las variedades híbridas ocupan el 95% de la superficie remanente cultivada con maíz para grano.
Tras la aparición de las explotaciones de vacuno de leche, en Galicia se extendió el cultivo de maíz forrajero, con variedades híbridas en su totalidad, compensando en parte –unas 70.000 ha en 2020– la pérdida de superficie de maíz para grano; el 91% se cultiva en las provincias de A Coruña y Lugo. En Galicia hoy por cada hectárea de maíz para grano hay 4,5 de maíz forrajero; la superficie media de maíz forrajero, el principal cultivo forrajero y prácticamente el único en verano en las explotaciones de vacuno de leche, es 4 ha. Aun contando con esta superficie de maíz para forraje y ensilado para alimentación animal, en poco más de un siglo ha desaparecido el 66% de la superficie agrícola de maíz que existía al principio del siglo XX.
La profusión de variedades de maíz hibrido forrajero es apreciable. Hasta 2020, el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM) ha realizado ensayos en Galicia, para ver el rendimiento y calidad del cultivo, de un total 134 variedades producidas por 26 entidades comerciales.
Galicia es un territorio idóneo para el cultivo del maíz. El 40% de la superficie total es apta para el cultivo del maíz, siendo de aptitud buena o muy buena la mitad de dicha superficie. En 1904 Galicia representaba el 57% de la superficie total cultivada para grano de esta especie en España, y más de la mitad de la producción de grano total nacional.
Sin embargo, la situación en 2020 es muy diferente. Galicia cuenta con menos del 5% de la superficie total nacional cultivada de maíz para grano, y sólo contribuye con menos del 3% a la producción de grano total de España.
Esta situación revela la importancia estratégica del cultivo de maíz en Galicia, no sólo para la seguridad alimentaria. Existe un desaprovechamiento objetivo de una producción potencial de maíz que podría satisfacer parte de la demanda regional. La industria de fabricación de piensos de Galicia, por ejemplo, importa 600.000 toneladas de granos de maíz al año, lo que subraya la oportunidad de recuperar la superficie de este cultivo. Las variedades locales pueden ser tan productivas como las variedades híbridas comerciales.
La producción ecológica de maíz está alineada con los objetivos del Plan Estratégico para la aplicación de la Política Agraria Común del MAPA, en particular de proteger el medio ambiente y los recursos naturales, entre ellos la agrobiodiversidad. En Galicia puede producirse maíz con variedades autóctonas, preservando la biodiversidad natural local y con menor consumo de agua que en otras partes de España. Por ejemplo, el 85% de la superficie total de maíz para grano cultivada en secano en España en 2020 está en Galicia, alrededor de 15.000 ha, subrayando el potencial agronómico de este cultivo en esta región.
Agrobiodiversidad y recursos fitogenéticos
Galicia tiene la mayor diversidad de maíz de Europa. Probablemente existe una enorme reserva de diversidad genética en las variedades tradicionales de maíz gallegas, sin duda adaptadas al clima húmedo de esta región. Es un tesoro de genes inexistentes en los tipos de maíz híbrido cultivados hoy de forma predominante. Por ejemplo, las variedades locales pueden presentar una superior tolerancia al estrés por déficit de agua o daños por hongos.
Las variedades locales de maíz pueden facilitar usos alternativos: sus granos pueden destacar por su calidad alimentaria, contener componentes fitoquímicos protectores de la salud o pigmentos naturales para la industria alimentaria. Además, por su calidad alimentaria intrínseca, facilitan usos gastronómicos tradicionales con un valor cultural excepcional.
Por estas cualidades, las variedades locales de maíz se consideran recursos fitogenéticos valiosos y existen programas para su conservación. Pueden explotarse en programas de mejora genética de las propias variedades locales o para obtener otras nuevas variedades de maíz, incluso híbridos.
En general, las variedades tradicionales, por su variabilidad genética intrínseca y la calidad heterogénea de sus semillas originadas desde un cultivo normal, son menos productivas. Precisamente debido a estas características pueden cultivarse en diferentes condiciones ambientales, o variables en el tiempo. Sin embargo, los híbridos presentan una uniformidad genética consustancial y calidad de sus semillas uniforme, ya que se obtienen desde cultivos con métodos de producción específicos con polinización controlada, son más productivas siempre que existan condiciones ambientales muy favorables. Por esto mismo, las variedades de maíz híbrido requieren un sistema de cultivo con condiciones ambientales óptimas. A menudo no toleran las condiciones adversas o variables en el tiempo (salvo algunos híbridos seleccionados por su resistencia a la sequía).
Las variedades tradicionales de maíz de Galicia son recursos para la alimentación humana integrantes de un patrimonio cultural agrario amenazado de extinción. En muchas aldeas gallegas, una parte significativa de las parcelas agrícolas se cultivaba frecuentemente con maíz. En algunas localidades, en los lugares naturalmente más secos, se usaban variedades de maíz blanco de ciclo de maduración corto donde antes sembraban centeno, o se hacía rotación de cultivos de maíz con este cereal de invierno. En los lugares más húmedos la rotación de maíz era con un tubérculo de procedencia americana, la patata.
Tras la cosecha, el ganado accedía a las ‘agras’ y sus deyecciones fertilizaban las tierras de cultivo. Las parcelas donde se cultivaba maíz además se abonaban con estiércol rico en nitrógeno (‘estrume’), procedente de una mezcla de paja de maíz o de otro cereal con materiales arbustivos –tojos y brezos– usada también para las camas del ganado en las cuadras. En otras zonas más húmedas o regadío, después del cultivo del maíz se sembraban nabos como cobertura protectora del suelo y abono verde.
Conservar la agrobiodiversidad es muy importante porque las variedades locales de maíz pueden presentar características valiosas para la agricultura ecológica y la adaptación al cambio climático. Por ejemplo, para reducir los impactos del calentamiento climático en el sector agrario, ya que, por ejemplo, las temperaturas máximas aumentan a un ritmo de aumento promedio de 0,25 ºC por década en España. Aprovechar el potencial de esta agrobiodiversidad para promover la seguridad y soberanía alimentaria, y la producción sostenible de maíz en Galicia es un desafío.
Calidad de grano y adaptación de variedades tradicionales de maíz
En el Inventario Nacional de Recursos Fitogenéticos de España existen 2.459 variedades tradicionales de maíz, el 30% de las cuales proceden de Galicia.
La producción de maíz con agricultura ecológica requiere conocer, evaluar y aprovechar las variedades tradicionales de maíz. Su rendimiento y comportamiento en diferentes ambientes en condiciones de producción ecológica puede ser similar o distinto al sistema de producción convencional.
El proyecto de I+D AGRIECO promueve la agricultura ecológica usando variedades locales de maíz y variedades de maíz superdulce, y la alimentación saludable. La producción exitosa de maíz depende de la germinación y el crecimiento inicial de las plántulas, procesos donde la calidad de la semilla, y en particular el tamaño de grano, es una característica relevante.
La Dirección General de Consumo y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), vinculadas al Ministerio de Consumo, y la Dirección General de la Industria Alimentaria y la Dirección General de Producciones y Mercados Agrarios (de la cual depende la Oficina Española de Variedades Vegetales) del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), apoyan el proyecto AGRIECO. También el Centro Nacional de Recursos Fitogenéticos (CRF), perteneciente al Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA-CSIC), dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación.
Un estudio de la Fundación Matrix analiza las diferencias en los granos de 20 variedades locales de maíz de Galicia, procedentes de un banco de semillas (CRF-CSIC-INIA) y de agricultores locales. Es pionero porque por primera vez se caracterizan y comparan de forma multivariante y mediante modelos alométricos un conjunto de variedades tradicionales gallegas usando exclusivamente atributos físicos de los granos, medidos de forma cuidadosa en una muestra de 2.000, con énfasis en el peso de los granos.
Así, por ejemplo, un atributo concreto, el peso de mil granos, mostró un rango de variación de 2,4 veces entre las variedades estudiadas, con diferencias estadísticamente significativas entre algunas de ellas (Figura 2). Una variedad de maíz de color rojo oscuro, ‘millo reina’, procedente de un área de muy baja altitud de la ribera del Miño, en la costa del sur de Pontevedra, mostró el peso superior (497 g), contrastando mucho con la variedad BG003257 de la localidad norteña de Ponte-Aranga (A Coruña), situada a mayor altitud (203 g).
En el conjunto de variedades, y dentro cada variedad individual, al aumentar el tamaño de los granos, el peso del grano se incrementa en una proporción menor que su volumen. Este resultado sugiere que la densidad aparente del grano disminuye al aumentar su volumen en las variedades estudiadas. El desarrollo de las variedades de maíz en diferentes ambientes en Galicia estaría asociado con limitaciones ambientales del crecimiento y desarrollo de los granos.
La investigación desvela una tendencia de variación principal entre las 20 variedades relacionada con algunas dimensiones del grano y su peso, pero no su espesor. Segrega, por ejemplo, tres variedades autóctonas con granos de mayor tamaño, como un maíz negro (‘millo corvo’), uno rojo oscuro (‘millo reina’) y otro blanco (‘millo branco’), ausentes en las colecciones de semillas del CRF-INIA-CSIC.
Esta tendencia coincide con un gradiente geográfico de continentalidad climática. El tamaño del grano es mayor en las variedades locales de procedencias cercanas al mar y baja altitud, unas condiciones más favorables para esta especie, y menor en las variedades del interior de Galicia y más altitud, de 200 a 800 m.
Las diferencias en el tamaño de grano de las variedades tradicionales de maíz pueden ser de origen genético o ambiental. La tendencia de variación observada se interpreta como un gradiente de diferencias de adaptación al ambiente local.
Es razonable esperar una alta correlación entre el tamaño del grano del maíz y el rendimiento del cultivo en Galicia. Los resultados del proyecto AGRIECO subrayan la relevancia de la conservación, la mejora del conocimiento y promoción del uso de variedades tradicionales de maíz en esta región para satisfacer las necesidades de una agricultura sostenible y los desafíos del cambio climático.
La investigación y producción de variedades tradicionales de maíz son actividades impulsadas por la Fundación Matrix, inscrita en el Registro de Explotaciones Agrarias de Galicia, agente promotor de la recuperación productiva de parcelas agrícolas abandonadas e infrautilizadas en Galicia y miembro de la Red Rural Nacional. Fomenta la calidad, seguridad y soberanía alimentaria y promueve la alimentación saludable y el bienestar social.
Dr. Javier Montalvo, Profesor de Ecología de la Universidad de Vigo y Director de la Fundación Matrix
Ing. Gabriel Ferreiro, Investigador de la Fundación Matrix
Ing. Joaquín Alonso, Investigador de la Fundación Matrix
Artículo divulgativo del proyecto de investigación AGRIECO, desarrollado en el marco de las subvenciones del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y del Programa INVESTIGO, en el marco de el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Xunta de Galicia financiado por la Unión Europea – Next Generation EU, realizado por la Fundación Matrix, Investigación y Desarrollo Sostenible con la colaboración de la Universidad de Vigo.
Documento descargable:
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