LOS BOSQUES EVITAN EMISIONES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO. Conservar y restaurar los bosques es un reto internacional ante el cambio climático. Preservar los bosques evita emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero. Deforestar y degradar los bosques conlleva al año la emisión de 4.400 millones de toneladas de CO2 equivalentes (CO2-e) a nivel mundial (el 12% del total de emisiones; estimación actualizada de 2009).
LOS BOSQUES MITIGAN EL CAMBIO CLIMÁTICO. Estos ecosistemas capturan CO2 y lo retienen (almacenan) en forma de biomoléculas con carbono, que persisten en sus componentes vivos o biomasa (por ejemplo, en la celulosa de la madera y otros materiales de origen biológico) y en el suelo. Sólo los bosques tropicales almacenan en su biomasa 905.667 millones de toneladas de CO2-e (estimación de 2011, datos de la NASA).
LA RESTAURACIÓN DE BOSQUES ES UN SISTEMA EFICAZ DE CAPTURA DE CO2. Es un sistema extensivo (masivo) y global de captura del CO2 presente en la atmósfera con una baja concentración. Complementa las tecnologías innovadoras locales de captura y almacenamiento geológico de flujos de origen industrial y muy concentrados (como los procedentes de la combustión de carbón en centrales térmicas). Y a un coste bajo, entre otras razones porque los bosques funcionan con energía solar.
LOS BOSQUES SON VITALES PARA LA CONSERVACIÓN. Los bosques son una prioridad para conservar la diversidad biológica y una fuente sostenible de recursos vitales para la especie humana. Con frecuencia extensas superficies de bosque se transforman en cultivos agrícolas o pastos, quedan abandonadas e improductivas, o se degradan por una explotación inadecuada. Si desaparecen los bosques, se pierde, además de carbono (emitido como CO2), diversidad biológica y la oportunidad de obtener recursos renovables muy valiosos. Así lo reconoce la iniciativa REDD+ de Naciones Unidas.
LOS BOSQUES SON ALIADOS PARA EL DESARROLLO Y LA ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO. Conservar los bosques primarios remanentes y restaurar los bosques degradados es una prioridad de desarrollo para los países más pobres. Éstos, son más vulnerables a los efectos adversos del cambio climático, como las inundaciones, más frecuentes por deforestación si el relieve es abrupto (altas pendientes) y existe una concentración temporal de lluvias. La adaptación al cambio climático tiene en los bosques un aliado. Algunos de sus servicios ecosistémicos, dependientes de su biodiversidad, atenúan riesgos y daños, y benefician a la población. A nivel regional, procuran un suministro de agua potable más regular. A nivel local, mantienen un clima más fresco y húmedo, amortiguando el impacto del calentamiento global.
Dr. Javier Montalvo, Profesor de Ecología, Universidad de Vigo
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